La semana pasada la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, y la ministra de Salud, Carolina Corcho, anunciaron la firma de un memorando de entendimiento para la producción de vacunas a través de BogotáBios, (Centro de Desarrollo Tecnológico de Vacunas en Bogotá). Según el anuncio, la producción de vacunas en Colombia no solo contribuirá con la soberanía sanitaria del país, sino que también permitirá fortalecer la cooperación en investigación y promoverá la formación y entrenamiento de personal en el ámbito de la fabricación de vacunas y otros biológicos y tecnologías sanitarias.
Para este fin, “el Distrito Capital asignó un presupuesto superior a los $354 mil millones entre 2021 y 2026, dividido así: $334 mil millones en vigencias futuras para infraestructura y equipamiento; así como $20 mil millones para la contratación del equipo humano del Distrito, la estructuración del proyecto y la financiación del inicio de la operación. La Administración Distrital espera adjudicar el contrato de construcción de la planta de producción en diciembre de este año (2023) para que, en diciembre de 2026, se entregue la infraestructura y se pueda iniciar con la producción de biológicos”, afirma el comunicado.
Hasta aquí vamos bien, y la noticia resulta esperanzadora, nadie pone eso en duda. Sin embargo, al tratarse de un tema tan delicado como el de la salud, al contemplar la exorbitante suma de dinero que se le destinará a este proyecto y al estar en un país en donde, desafortunadamente, no hay confianza en las instituciones por la falta de transparencia y la corrupción reinante en prácticamente todos los ámbitos, mi equipo y yo nos tomamos la tarea de revisar minuciosamente la forma en que la Administración Distrital planea darle vida al ambicioso y gigantesco proyecto para constituir esta entidad. Y, al hacerlo, nos dimos cuenta de que aquí hay algo que no encaja del todo, hay algo que huele mal, pues se ha incurrido en presuntas irregularidades que vale la pena resaltar.
De eso tan bueno no dan tanto
Según la Administración, es posible crear esta entidad por Decreto, sin tener que pasar por el Concejo de Bogotá, amparándose en el Decreto-Ley 393 de 1991 “Ley de Ciencia y Tecnología”. Sin embargo, esto va en contra de lo que establecen la Constitución Nacional (Artículo 313) y el Estatuto Orgánico de Bogotá, que afirman que corresponde a los concejos “Determinar la estructura de la administración municipal y las funciones de sus dependencias”, como sería el caso de BogotáBios, que modifica la estructura del Distrito.
Además, el Consejo de Estado Sala de Consulta y Servicio Civil ha manifestado que los gobernadores y alcaldes no tienen la competencia para crear ni autorizar la constitución de entidades, únicamente la iniciativa y la puesta a consideración de los Concejos y Asambleas.
Por lo tanto, la creación de entidades descentralizadas indirectas en el Distrito Capital de Bogotá debe estar expresamente autorizada por el Concejo Distrital, por iniciativa del Alcalde Mayor.
Para decirlo en español, se pasaron al Concejo por la faja, pues la creación del Centro de Desarrollo Tecnológico de Vacunas, por Decreto y sin la autorización correspondiente del Concejo de Bogotá, estaría en contravía de la Constitución y del Decreto Ley 1421/1993 y de la interpretación normativa de la Sala de Consulta y Servicio Civil del Concejo de Estado.
Algo que también llama bastante la atención es que una situación similar se había presentado en la administración Peñalosa, en la que se planeaba crear el Instituto de Ciencia, Biotecnología e Innovación en Salud (IDCBIS) bajo el mismo argumento de la norma señalada (Decreto-Ley 393 de 1991) Sin embargo, en esa ocasión, decidieron, como lo estipula la ley, pasar para su creación por el Concejo de Bogotá, resultado que aprobó, mediante Acuerdo 641/2016, el Instituto IDCBIS.
Entonces, surgen las preguntas, ¿si sabían que ese es el procedimiento correcto, por qué no lo llevaron a cabo de la misma manera?, ¿cuál la diferencia si son dos entidades de ciencia y tecnología?, ¿qué intereses pueden haber detrás de no hacer las cosas como lo estipula la ley?
Por otra parte, el 23 de diciembre de 2022, se firmó el Convenio No 4342426, entre el Fondo Financiero Distrital de Salud y ATENEA, por $334 mil millones, resultado de la aprobación de las vigencias futuras ordinarias aprobadas en el Acta 25 del CONFIS (07/diciembre/2022), que tenía como objeto buscar adelantar actividades que permitan la creación de un Centro de Desarrollo Tecnológico para la Producción de Biológicos en Bogotá, lo cual comprende la construcción de infraestructura y la adquisición de equipos.
Dado que para 2023 no es posible realizar vigencias futuras (por ser último año de gobierno), la Administración corrió para aprobarlas. Además, las vigencias futuras se aprobaron, presuntamente, sin los estudios de prefactibilidad y factibilidad, que resultaban de la Consultoría de la Unión Temporal ATENEA PROFIT – DURÁN & OSORI.
A la fecha no se ha terminado el contrato que define lo estratégico, técnico (desde la perspectiva científica y tecnológica), jurídico, económico y financiero, y esto va en contravía del Decreto 2767 de 2012, que reglamentó la Ley 1483 de 2011 de vigencias futuras, que exige estudios de detalle.
Así las cosas, para la justificación de las vigencias futuras, la Administración presenta un documento con el supuesto de que la nación realizará un contrato de suministro de vacunas por 10 años, y se firmó un memorando de entendimiento, que no está ni siquiera en la Ley 80. En resumidas cuentas, “un saludo a la ||bandera”.
Algo huele mal aquí, definitivamente. Es imperativo que se respeten las competencias de cada entidad y que se sigan los procedimientos establecidos en la ley para la creación de entidades públicas. Esto garantizará la transparencia y legalidad en la gestión pública, y evitará futuros problemas legales y administrativos. El Centro de Desarrollo Tecnológico de Vacunas es una entidad importante y necesaria para la soberanía sanitaria, pero debe crearse de forma legal y transparente, respetando las competencias de cada entidad.
Ojalá en un futuro no muy lejano nuestro país encuentre una vacuna para esa endemia tan colombiana de la cultura del atajo.
CONCEJAL DE BOGOTÁ