Bogotá: a merced del hampa

“Si hay algo bien organizado en Bogotá es el crimen”, es una frase que parece arraigada en la idiosincrasia de nuestra ciudad y que, tristemente, no deja de ser bastante cierta. Día a día se entera uno, o es víctima o testigo, de algún acto delictivo de todo tipo: sujetos armados entran a robar a los comensales de un restaurante; le rompen el vidrio a alguien para robarle el computador; desde una moto les apuntan a los conductores a plena luz del día; aparecen personas desmembradas en bolsas de basura; amordazan familias en su propia casa, entre otros crímenes atroces. Hace algunos días, en un encuentro de jóvenes escuché a uno de ellos decir, en tono irónico, que “la única diferencia entre Bogotá y Ciudad Gótica (sí, la violenta y caótica ciudad ficticia de Batman) es que la última por lo menos tiene buenas vías, un metro y un superhéroe”. La frase me sorprendió porque muestra la percepción sombría que las nuevas generaciones tienen de su ciudad. ¿Y quién puede juzgarlos, si es lo que vivimos día a día?.

Pero volvamos a la realidad de Bogotá, porque acá la inseguridad supera toda ficción; y las cifras no mienten. Según la última encuesta realizada por la Cámara de Comercio de Bogotá (2022), con una muestra de 6.500 hogares de las diferentes localidades, “la percepción de inseguridad de los ciudadanos capitalinos es la más alta en los últimos 6 años”. Es indiscutible, entonces, que el miedo generalizado se ha apoderado de una ciudad que cada día está más a merced de hampa y cuyos habitantes se sienten desprotegidos. La cantidad desbordada de robos, asaltos y hechos de violencia ha generado un ambiente de desconfianza, incertidumbre y ansiedad en donde la consigna parece ser “sálvese quien pueda”.

La sensación de vulnerabilidad se ha extendido, y la libertad y la calidad de vida de las personas se están viendo afectadas de manera significativa. Como si fuera poco, la mayoría de los ciudadanos parece coincidir en que la justicia no es eficaz, pues, en muchos casos, los delincuentes quedan en libertad al poco tiempo, las cifras de reincidencia son altas y la atención de la línea 123 es calificada como “mala” o “muy mala”, según la misma encuesta.

Es tanto el descontento de la ciudadanía que, día a día, circulan en las noticias y en videos que se hacen virales, hechos de cómo gente del común, toma justicia por mano propia. Sin embargo, esta práctica, al igual que la delincuencia, debe ser rechazada,

pues tiene consecuencias nefastas para la sociedad, entre ellas socavar el estado de derecho, debilitar aun más la confianza en las instituciones legales y generar un ciclo interminable de violencia que, en especial en nuestro país, ya hemos experimentado con creces. En pocas palabras, es tratar de apagar un incendio echándole gasolina.

Para hacer frente a la situación de inseguridad es necesario abordar las causas profundas de este flagelo e implementar medidas contundentes que resulten más efectivas para combatirlo. En primer lugar, es fundamental fortalecer las instituciones encargadas de hacer cumplir la ley. Dotar más a la Policía de recursos adecuados, tanto humanos como materiales, es un aspecto indispensable para garantizar su eficacia en la prevención y la acción contra el delito. Además, se debe fomentar la formación continua de los agentes para que estén preparados idóneamente a enfrentar los retos de una delincuencia que cada vez ingenia nuevos métodos para lograr sus cometidos.

De igual manera, es crucial mejorar la coordinación entre las diferentes entidades encargadas de la seguridad ciudadana, como la Policía, la Fiscalía y el sistema judicial. Una respuesta integral y coordinada resulta vital para garantizar que los delincuentes sean llevados ante la justicia y que las víctimas reciban la protección y el apoyo necesarios. Pues, a la mayoría le da miedo denunciar, con toda razón, debido, tanto a las represalias que los delincuentes puedan tomar al ser dejados en libertad con tanta prontitud, como también, porque no creen en la justicia o no encuentran los canales necesarios para que las denuncias sean atendidas de manera eficaz y oportuna.

Además de fortalecer las instituciones, es importante involucrar a la comunidad en la lucha contra la inseguridad. La participación ciudadana activa puede marcar la diferencia en la prevención del delito y la generación de entornos más seguros. Una mejor organización de los cuadrantes, la creación de redes de apoyo y la promoción de la cultura de la denuncia son estrategias que pueden ayudar a disuadir a los delincuentes y a fortalecer el tejido social de la capital.

Por otra parte, y no menos importante, es fundamental abordar las desigualdades sociales y económicas que subyacen a la inseguridad. La falta de oportunidades, la pobreza y la exclusión social tienden a llevar a muchos a involucrarse en actividades delictivas. Por lo tanto, es necesario invertir en programas sociales, educativos y de empleo que ofrezcan alternativas reales y esperanza a quienes están en mayor riesgo de caer en la delincuencia. Se deben implementar, además, mejores programas de resocialización para evitar la reincidencia e incrementar la seguridad. Los programas más exitosos de reinserción incluyen componentes como: restaurar el orden, las relaciones de la comunidad y promover la paz; reafirmar los valores comunitarios; ayudar a las víctimas dándoles voz; estimular a  los delincuentes a asumir la responsabilidad de sus acciones; definir resultados de carácter restaurativo y con perspectivas de futuro; prevenir la reincidencia alentando el cambio y la reinserción de los delincuentes en la comunidad con compromisos reales que le aseguren tranquilidad a la ciudadanía, entre otros.

En síntesis, es recomendable que la Administración se replantee los programas de reinserción, para que paralelamente se combata la inseguridad. Estos programas pueden aplicarse incluso desde antes de la condena, como una alternativa a las penas, en los centros penitenciarios y en la comunidad posterior a la liberación.

Desafortunadamente, y siendo realistas, la delincuencia es un mal que siempre estará presente, pero mitigarla debe ser un compromiso que se debe tomar con absoluta seriedad, pues si no existen si quiera los mínimos niveles de seguridad una ciudad se verá condenada a convertirse en una distopía.

MARÍA VICTORIA VARGAS SILVA

CONCEJAL DE BOGOTÁ

Contacto de prensa:
Carmen Pumarejo
Cel. 3002191450

Mail. Carmenpumarejo16@gmail.com

Pie de página María Victoria Vargas

Logo de El Concejo de Bogotá en TV
El Concejo de Bogotá en TV

Logo de Sesiones del Concejo de Bogotá
Sesiones del Concejo de Bogotá

Logo de Transparencia
Transparencia

Logo de Audiencia Pública de Rendición de Cuentas
Audiencia Pública de Rendición de Cuentas

Logo de LSC
LSC

Logo de Ordenes al Mérito y Convocatorias
Ordenes al Mérito y Convocatorias

Logo de Bancadas Informales
Bancadas Informales

Logo de Sindicatos
Sindicatos

Logo de Directorio Telefónico
Directorio Telefónico

Logo de Intranet
Intranet

Logo de Gestion Pública Transparente
Gestion Pública Transparente

Logo de Qué pasó en el Concejo
Qué pasó en el Concejo