Diariamente se conocen casos que alteran la tranquilidad de todos los bogotanos. Estos hechos son expuestos con frecuencia en medios de comunicación, redes sociales y aparentemente la única que desconoce esta realidad es la Administración Distrital al mando de la alcaldesa Claudia López.
Según las mismas cifras que entrega la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia, durante enero y mayo del 2022 y el mismo periodo del 2023, se ha reportado un incremento del 20,3% en hurto a personas, el hurto a residencias aumentó en un 28,9%, los homicidios en la capital del país incrementaron en un 8,6% y los secuestros aumentaron un 60%; cifras completamente escandalosas que sin duda preocupan a toda la ciudadanía.
Decir que la inseguridad es cuestión de percepción o culpa de los medios de comunicación es totalmente irresponsable, más aún cuando cuatro de los delitos de alto impacto han presentado un considerable aumento, es que sin duda la Alcaldesa Claudia López quiere tapar los graves problemas de la ciudad con discursos y evasivas que solo demuestran la incapacidad que tiene para manejar la capital colombiana. Definitivamente han sido casi cuatro años nefastos para los bogotanos en temas de seguridad.
Es que, preocupa mucho que entre el 1 de enero y el 31 de mayo de este año se tengan registrados más de 57.000 hurtos, lo que es un poco más de 380 al día en la capital del país. Estas cifras no tienen nada que ver con un tema de percepción, son una realidad más que palpable y difícilmente se pueden esconder.
A toda esta gravosa situación hay que sumarle el déficit de pie de fuerza que tenemos en Bogotá y la forma en la que arbitrariamente el Presidente Gustavo Petro le quitó 1.500 policías a la capital. Basta recordar que estos uniformados fueron financiados con los mismos dineros públicos de todos los bogotanos y sin más, fueron retirados. Seguramente hoy en la ciudad se puede empezar a aplicar muy bien lo que el entonces alcalde Petro decía para frenar a la delincuencia de Bogotá “no demos papaya”.
Y es que no dista mucho el entonces alcalde y hoy Presidente Gustavo Petro, un hombre obstinado, que tiene el país en manos de los delincuentes, lleno de escándalos, presunta corrupción y silencio absoluto. Qué triste ver cómo nuestra ciudad y nuestro país se convierten en blancos fáciles para los delincuentes, mientras que los ciudadanos simplemente tenemos que acostumbrarnos.
Hoy ningún bogotano se siente seguro. Hurtos, homicidios, y delitos de alto impacto son lo que aquejan a los habitantes de la capital y lo peor es que ya no se puede decir o determinar que son ciertas áreas de la ciudad las que son conocidas por ser especialmente peligrosas, porque esta problemática ya es un fenómeno que no distingue de barrios, estratos sociales ni localidades.
Lastimosamente Bogotá está hundida en un atracadero permanente en el que residentes y visitantes deben tomar precauciones adicionales para garantizar su seguridad, ya que no se ve ningún tipo de medida real que permita brindar a los ciudadanos un parte de tranquilidad al salir a las calles.
Adicionalmente, no resulta nada serio que la mandataria de la ciudad permanentemente salga a medios de comunicación indicando que han disminuido algunos delitos, mientras que los delincuentes continúan reinventándose y acribillando a los bogotanos, buscando la menor oportunidad para poder atacar.
Nuevamente hago el llamado que en repetidas ocasiones he realizado a la Administración Distrital: es imperativo que se trabaje inmediatamente en políticas públicas que frenen a los delincuentes y no solo dedicarse a dar cifras que no benefician en absolutamente nada a la comunidad.
