La realidad Nacional no se compadece en lo absoluto del proyecto de país que desde los Pueblos Indígenas se ha luchado y tejido y que, a propósito del capítulo étnico y el Acuerdo de Paz, se plantea en un escenario de Justicia Transicional y reconciliación. Por el contrario, el estado de cosas actual nos presenta cómo desde los territorios se siguen afianzando las lógicas de la política de muerte y se continúa amenazando no sólo la vida de los líderes y defensores, sino la pervivencia misma de los Pueblos y comunidades Indígenas.
El resurgimiento de células insurgentes y disidentes y la abierta desidia del Gobierno actual por garantizar, de manera real y efectiva, la implementación del Acuerdo y la protección de aquellos que levantamos nuestra voz por el respeto de los derechos humanos y la defensa de los territorios y la naturaleza; ha llevado a que se aviven los hechos propios del conflicto armado interno, que lejos de superarse, hoy están cobrando día a día las vidas de los líderes y lideresas.
En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Paz, elevamos nuestra voz de indignación y abierto repudio a las prácticas de exterminio y violencia multifactorial que sufrimos como Pueblos Indígenas y que continúan vigentes a pesar de la firma del Acuerdo de Paz y el reconocimiento de las condiciones diferenciales que nos han azotado a propósito del conflicto armado interno y las lógicas económicas, sociales y políticas imperantes en el territorio nacional.
No sólo se han difundido amenazas en contra de nuestros pueblos y comunidades, como las que realizó a finales de agosto del presente año el denominado Frente 28 José María Córdoba de las FARC- EP en contra de los Pueblos Indígenas de los departamentos de Arauca, Casanare y Boyacá; sino que en las últimas horas hemos tenido que presenciar el asesinato de al menos 7 líderes y miembros de nuestras comunidades.
Así, se ha atentado contra la vida de EFRÉN ANTONIO BAILARÍN CARUPIA ex Gobernador y Guardia Indígena del resguardo Chidima Tolo del Pueblo Embera Eyabida departamento del Chocó; GUILLERMO GERARDO GUANJ del Pueblo Awa; DILIO BAILARÍN del Pueblo Embera de El Carmen del Darién; JOSE LUIS PAI TAICUS (menor de edad) y JOVANNY JAVIER GARCÍA GUANGA, comuneros de los resguardos Awá Quejuambi Feliciana y Hojal la Turbia respectivamente, quienes fueron torturados y posteriormente asesinados entre el pasado 19 y 20 de septiembre; y DAVID ARICAPA VISCUE del resguardo López Adentro, perteneciente al Pueblo Nasa.
Lo anterior, que se concreta en la perpetuación de la violencia sistemática en contra de líderes y lideresas a nivel Nacional, a saber, el asesinato de 124 líderes sociales y defensores de derechos humanos en lo corrido del año y 1.239 personas víctimas de la violencia desde la suscripción del Acuerdo, según Indepaz; resulta desgarrador en el marco de la conmemoración internacional de la Paz y la esperanza del posconflicto como escenario de sanación de las almas, los cuerpos y los territorios.
Me duele en lo profundo de mi ser, como indígena, mujer y víctima del desplazamiento forzado, las voces acalladas de los miembros, líderes y lideresas de nuestros Pueblos, quienes históricamente han debido hacer frente a un sistema que, ante nuestra existencia como sujetos políticos, pretende obviarnos e invisibilizarnos y, ante la resistencia, nos priva de la vida y la voz, pretendiendo negar nuestra digna lucha por el Buen Vivir. Sin embargo, es la injusticia a la que hemos sido sometidos la que nos moviliza a elevar nuestro grito por una verdadera implementación de la paz en los territorios, en los que se pretende imponer la muerte y la violencia, y ante lo cual, siempre opondremos el tejido comunitario por la sanación y la reivindicación de nuestra dignidad: la de nuestras almas, nuestras luchas, nuestros territorios y nuestros cuerpos.