En el marco del Foro por la Protección y el Bienestar Animal, la concejala Ana Teresa Bernal del Pacto Histórico hizo un llamado a la reflexión sobre la ética en la relación entre seres humanos y animales, destacando casos históricos como el de Laika y Frida, dos animales cuyo papel en la historia resalta la ambivalencia de la interacción entre especies.
Bernal recordó que hace 67 años, el 3 de noviembre de 1957, Laika, una perrita callejera con temperamento noble, fue enviada al espacio a bordo del Sputnik 2. Aunque este hecho marcó un hito en la carrera espacial, fue también una traición a la confianza de un ser inocente. "Este experimento, bajo la bandera del progreso humano, expuso a Laika a una muerte lenta y angustiante, causada por el sobrecalentamiento de la nave", señaló la concejala. El caso de Laika se convierte en un símbolo del egocentrismo humano frente al valor intrínseco de los animales, llevando a Bernal a cuestionar: "¿Hasta dónde estamos dispuestos a ir en nombre del progreso?".
En contraste, Bernal resaltó la historia de Frida, una labradora entrenada para el rescate, cuyo valioso trabajo durante los devastadores terremotos de México en 2017 simbolizó la esperanza. "Frida ayudó a localizar a más de 52 personas, demostrando cómo los animales, en lugar de ser explotados, pueden ser nuestros aliados en la protección de vidas humanas", añadió. Este caso destaca la importancia del trabajo conjunto entre especies y el respeto mutuo como camino hacia un futuro más justo.
Durante el foro, Bernal planteó la necesidad de reflexionar sobre los límites éticos en nuestra relación con los animales. "¿Es éticamente aceptable que los seres humanos decidamos cuándo y cómo los animales deben sufrir para nuestro beneficio?", preguntó. Estas interrogantes son claves al analizar casos como el de Laika y el debate sobre el especismo, una práctica que subordina el bienestar animal al beneficio humano.
En este contexto, la concejala presentó un Proyecto de Acuerdo en conjunto con los cabildantes estudiantiles para crear una línea de proteccionismo animal en el marco del servicio social ambiental. Esta iniciativa busca integrar la protección animal con la educación, permitiendo a los jóvenes participar activamente en la creación de estructuras sociales basadas en el respeto hacia los seres sintientes. "El especismo sigue siendo un problema subyacente en la gestión animal, y este proyecto es un paso hacia la transformación de las prácticas de maltrato", subrayó Bernal.
Finalmente, la concejala resaltó la urgencia de integrar la protección animal en los debates ambientales. "La crisis de biodiversidad en Bogotá no puede desvincularse del trato que les damos a los animales. El bienestar animal es parte fundamental del equilibrio ecológico, y nuestras políticas ambientales deben incluir un enfoque que asegure la protección de todos los seres vivos", concluyó. Este enfoque será clave para una gestión ambiental más sostenible y ética en la capital.
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