Desde esa Colombia profunda que representa el Movimiento Alternativo Indígena y Social MAIS, movimiento que por primera vez tiene voz en el concejo de Bogotá, la concejala Ati Quigua el día de ayer, inicio su intervención al debate de protesta social, con un saludo desde el corazón de la tierra, la Sierra Nevada de Santamarta, donde hizo unas reflexiones sobre el papel que el estado tiene de cara a los retos y los desafíos para atender a las demandas que hacen los estudiantes, los trabajadores, las comunidades campesinas, las comunidades indígenas y las nuevas ciudadanías, un llamado al estado para que responda a una sociedad policentrica y diversa, a través de la construcción de diálogos y mecanismos socialmente aceptados de control, la profundización de una democracia que valore la diferencia, pasos absolutamente necesarios para poder dar un norte político a la situación que tenemos entre manos.
Resalto que las discusiones frente a la protesta social son de fondo y tienen que ver con nuestro modelo económico que colapso en América del sur, por ejemplo, Chile era el referente económico donde se derrumbaron los mitos del pleno empleo. Ante esto como asumir la crisis social que vive nuestro país, donde actualmente, según la procuraduría general de la nación entre el 2012 y el 2018 fueron asesinados 45 reclamantes de tierra, donde 33 eran líderes de comunidades campesinas, 10 eran afrodescendientes y 2 indígenas, adicionalmente en el país existen más de 1700 licencias extractivas que amenazan el ecosistema que provee del agua al caribe, donde Bogotá sigue siendo ajena a las profundas relaciones sistémicas que lo une por ejemplo ecosistemas como el Orinoco desde donde se abastece su agua, en donde a la fecha son 34 millones de hectáreas de bosques que son fundamentales conservar para hacerle frente al calentamiento global y hoy están amenazados por actividades extractivas minero energéticas, agrícolas a las cuales las comunidades étnicas se resisten, un mapa devastador donde es evidente que hoy está en crisis la imposición de un modelo económico y de desarrollo.
Por estos motivos, hoy construir la paz en el país significa superar la violencia en todas sus manifestaciones entender que hay nuevas ciudadanías, nuevas agendas, y la relación del estado con la sociedad y las ciudadanías no puede ser una relación de imposición ni represiones, por este motivo, es necesario que en Bogotá que es la ciudad que acoge el mayor número de movilizaciones sociales en el país sea una ciudad capaz de transformar las relaciones del estado y sociedad y pasar a una gobernanza, entendiendo que hoy esta ciudadanía reclama un lugar en la democracia, una democracia viva donde se pueda decidir entre los suelos vivos que nos sustentan o los suelos agro tóxicos que se envenenan, entre el aire limpio que respiramos o el aire tóxico de un sistema de transporte colapsado entre nuestros ríos, por los cuales fluye nuestra libertad, o los ríos que se nos secuestran como hidrotuango que es el ecocidio más grande que se ha cometido en nuestro país.
Una ciudad capital de la paz que logre dar respuestas a las demandas y agendas de los diversos sectores sociales, construir círculos de transformación social para atender la agenda diversa que hoy se expresa la ciudad, donde exista un protocolo no solamente para los conflictos sino para el dialogo social, y espacios de concertación, es decir espacios donde la sociedad pueda decidir sobre su futuro. Avanzar del miedo al respeto será un cambio absolutamente necesario para una sociedad que quiere vislumbrar nuevos horizontes.
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