A nivel global es conocido el fenómeno del envejecimiento demográfico e inversión de las pirámides poblacionales, cuya tendencia ha sido continua y se debe a factores como: el aumento de la esperanza de vida; el avance de la medicina para prevenir, controlar y curar enfermedades; y la disminución de la fecundidad, entre otros.
En la medida en que la sociedad envejece, el porcentaje de personas mayores aumenta aceleradamente, por lo tanto, los temas que les atañe a este grupo poblacional deben convertirse en una preocupación y una prioridad local y nacional.
Bogotá tiene hoy cerca de 53 personas mayores por cada 100 menores de 15 años, lo cual se traduce en 1 por cada 2 jóvenes. Según información reportada por el Distrito, de 1’097.995 personas mayores que viven en la capital, más del 60% presenta enfermedades crónicas de larga duración y prolongados tratamientos. A esto se le suma que unas 95.000 presentan discapacidad y requieren cuidado permanente y, de ellas, el 10% (cerca de 9.500 personas), no tiene quien las cuide.
Otros problemas frecuentes a los que se enfrentan son la exclusión social y maltrato (físico, psicológico y económico); la falta de autonomía y dependencia en sus roles familiares; la falta de oportunidades para ser productivos que se asocian a sentimientos de abandono y soledad, entre otros, lo cual tiene un fuerte impacto en su salud mental.
A nivel mundial 1 de cada 10 personas tiene algún trastorno mental y alrededor de la mitad de la población mundial vive en países donde hay menos de un psiquiatra por 100.000 habitantes, lo que muestra grandes desigualdades geográficas en lo que respecta al acceso a estos servicios de salud. Aunado a lo anterior, el gasto mundial anual en salud mental es escaso, se sitúa en menos de 2 dólares por habitante en los países de ingresos bajos y medianos, y más de 50 dólares en países de ingresos altos[1].
La atención en salud mental presenta serias dificultades: ya sea por escasez de recursos, debido a que los países no cuentan con los suficientes profesionales, especialmente aquellos de ingresos medios y bajos; porque no se brinda una atención oportuna a las personas con problemas o trastornos mentales (y en muchos otros casos no hay ningún acceso a salud generando mayor vulnerabilidad y gravedad en los trastornos por no haber sido identificados y tratados a tiempo); y porque el modelo de atención continúa fuertemente ligado a la internación en hospital psiquiátrico, vulnerando derechos de las personas con trastornos y no permitiendo una reintegración a su contexto familiar y comunitario.
Es mucho más costoefectivo y congruente con las necesidades de la población atender de manera temprana factores de riesgo en salud mental y promover factores protectores; manejar un modelo preventivo en detrimento del modelo biomédico centrado en curar enfermedades; así como prestar especial atención a la población en situación vulnerable ya sea por la condición económica o la zona geográfica en que la reside. Estos y muchos temás más serán los que se profundicen en el conversatorio.
Con el deseo de brindar un espacio en el que se pueda dialogar con expertos, comunidades e instituciones temas relacionados con el tejido social de la ciudad, el Concejal Armando Gutiérrez González amablemente le extiende la invitación a la ciudadanía a participar en el conversatorio “Hablando Juntos por Bogotá”, en el que se abordarán temas relacionados con la ‘Implementación de la Política Pública de Envejecimiento y Vejez, y Salud Mental en la Persona Mayor’
Concejal Armando Gutiérrez González
Partido Liberal
[1] OMS (2015). A nivel mundial, el personal sanitario y los fondos destinados a la salud mental siguen siendo escasos. Recuperado de http://www.who.int/mediacentre/news/notes/2015/finances-mental-health/es/