Dificultades para un adecuado abastecimiento
de alimentos en Bogotá
Según cifras del Programa Mundial de Alimentos la gran mayoría de países en desarrollo no tienen suficientes alimentos para que su población pueda vivir saludable y activamente. En Colombia, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), reportó que 3,4 millones de personas se encuentran subalimentadas, lo que equivale a que un 7,1% de la población carece de una seguridad alimentaria completa.[1]
Cabe señalar que la seguridad alimentaria se refiere a la disponibilidad de alimentos, el acceso de las personas a ellos y el aprovechamiento biológico de los mismos. Se considera que un hogar está en una situación de seguridad alimentaria cuando sus miembros disponen de manera sostenida a alimentos suficientes en cantidad y calidad según las necesidades biológicas.
Con una oferta nacional disponible de alimentos de 28,5 millones de toneladas, en Colombia se pierden y se desperdician 9,76 millones de toneladas, lo que equivale al 34 % del total producido. Algunas de las causas son la falta de prácticas adecuadas para el tratamiento de los alimentos, fallas técnicas e ineficiencias en procesos como el transporte y el almacenamiento, además, de la falta de conocimiento y mayores capacidades para el buen manejo de los productos.[2]
En este sentido, El director ejecutivo de la Red de Bancos de Alimentos de Colombia (Abaco), Juan Carlos Buitrago, afirmo que la situación del hambre en Colombia es crítica y a pesar de eso se desperdicia un gran volumen de comida. 560.000 niños viven hoy en Colombia con desnutrición crónica. Con una nutrición adecuada se pueden prevenir enfermedades y llevar una vida saludable. Está comprobado que la desnutrición afecta el coeficiente intelectual, el aprendizaje y, finalmente, los ingresos de las personas. Los costos de la desnutrición en el país están calculados en el 11 por ciento del producto interno bruto (PIB), que es cerca de 23,7 billones al año, aseguró Buitrago.[3]
Con anterioridad hemos señalado que el contexto local es preocupante: en Bogotá existen alrededor de 98.000 niños que padecen de desnutrición crónica. Si bien el promedio nacional de los niños con desnutrición crónica en el país es del 10.8%, en la capital es del 19%, afectando a más de 90.000 menores. Lo anterior quiere decir que del 100% de los niños que padecen desnutrición crónica en todo el país, el 19% está en Bogotá, señaló Paula Escobar, Directora de la Fundación Éxito.
Otra población afectada por la desnutrición son los adultos mayores. Una investigación liderada por especialistas de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, encontró que la desnutrición en esta población es más frecuente de lo que se cree. Los datos avidenciaron que cerca de 1 de cada 4 adultos, admitidos en hospitales colombianos por enfermedades cardiacas y de pulmón están en riesgo o padecen de desnutrición, y el impacto negativo de esta condición va mucho más allá del estado nutricional comprometido. La investigación también demostró que la desnutrición representa periodos de hospitalización más prolongados, costos más elevados y una mayor probabilidad de muerte durante y 30 días después de la hospitalización.
En este mismo sentido, el doctor Carlos Cano, director de geriatría del Hospital San Ignacio, afirmó que aproxiamdamente 20.000 adultos mayores sufren de desnutrición en Bogotá, cifra que resulta preocupante dado que la mayoria de adultos mayores se encuentran en situación de abandono. En este caso, la desnutrición es crítica debido a que las enfermedades de los adultos mayores son agravadas por la falta de una nutrición adecuada.
Ante este panorama, el Congreso de la Republica aprobó en 2019 el proyecto de ley 301 de 2018, con el cual, Colombia se convirtió en el primer país de América Latina en tener por ley una política pública para prevenir las pérdidas y desperdicios de alimentos, a través de la cual se prohíbe botar los alimentos aptos para el consumo humano que no lograron ser comercializados y se promueve donarlos a organizaciones sin ánimo de lucro que atienden población vulnerable.
No obstante, la Oxfam reveló que en Colombia los servicios, la industria y en especial, la minería, desplazaron al sector agropecuario como motores del crecimiento, esta situación de ve reflejada en el hecho de que actualmente se destina un mayor porcentaje de tierra a la minería que a la producción de alimentos.
Si bien, aproximadamente el 65% de alimentos consumidos en Bogotá provienen de los departamentos de Cundinamarca, Boyacá, Tolima y Meta, lugares muy cercanos a Bogotá, aún, prevalecen sectores de la sociedad y grupos poblacionales que padecen de desnutrición crónica, como se señalo anteriormente.
Las principales dificultades que se presentan para garantizar un adecuado abastecimiento de alimentos en la ciudad capital, se relacionan con la ausencia o mal estado de la infraestructura, tales como vías de acceso, centros de acopio, entre otros, junto a la dificultad en el acceso a la información de precios y su inestabilidad, la presencia de actores con una posición dominante, las excesivas intermediaciones, así como el desconocimiento de los canales de comercialización, lo cual se ha visto reflejado en una marginación constante de la población campesina en el mercado
Ahora bien, mediante el Decreto 315 de 2006, la ciudad de Bogotá adoptó un Plan Maestro de Abastecimiento de Alimentos y Seguridad Alimentaria para el Distrito Capital, la cual tiene el fin de incorporar y articular los equipamientos y vincular los agentes públicos y privados a un Sistema Integrado de Abastecimiento de Alimentos.
En un estudio anterior, señalamos la importancia que tiene La Corporación de Abastos de Bogotá –Corabastos- en el Plan Maestro de Abastecimiento de Alimentos y Seguridad Alimentaria, pues este se sustenta en el hecho de que “la ciudad cuenta con la Central de distribución mayorista CORABASTOS S.A. que cumple un papel fundamental en el abastecimiento de alimentos, donde su conocimiento, experiencia y ubicación se constituyen en una potencialidad para la construcción del nuevo Sistema de Abastecimiento de Alimentos, adecuándose a los retos del comercio moderno.” En el Artículo 9 del Decreto citado se establecen las Estrategias operativas, en donde CORABASTOS figura como unos de los Nodos logísticos urbanos para el desarrollo de la estrategia de fortalecimiento de las áreas estratégicas de integración regional en el Distrito Capital.
En este sentido, la Central de Abastos también juega un papel fundamental en la Política Pública de Seguridad Alimentaria y Nutricional para Bogotá, pues en las líneas de trabajo de la Política se encuentran la integración regional, la consolidación del abastecimiento en las localidades del Distrito Capital y la provisión de alimentos nutritivos, seguros e inocuos.
Dentro de las principales barreras que enfrentan los pequeños productores en el Distrito, se encuentran:
- •Las deficiencias en la manipulación de alimentos perecederos, que representan el 22% de pérdidas a lo largo del proceso.
- •La escasa infraestructura para el almacenamiento y distribución concentrada en las grandes cadenas integradas.
- •Los costos de transporte pueden alcanzar el 26% de las ventas brutas.
- •La ausencia de un sistema de información adecuado.
- •Las deficiencias en infraestructura vial.
- •El excesivo poder de los intermediarios.
En consecuencia, ante dichas barreras para la comercialización de los productos campesinos, la Comisión Accidental sobre Plazas de Mercado que tuve la oportunidad de liderar el año inmediatamente anterior, recomendó fortalecer los canales directos y el sistema de información con el fin de reducir costos de intermediarios y proporcionar una mayor rentabilidad a los mercados campesinos, quienes en el Distrito juegan un papel fundamental para la seguridad alimentaria. Así mismo, se sugirió, que los mercados campesinos se incluyan como un factor relevante y formal dentro de la cadena de abastecimiento y como un actor clave en las plazas de mercado.
Por otro lado, es indispensable promover y fortalecer los bancos de alimentos, cuyo trabajo es reducir el hambre por medio de la recuperación de pérdidas y desperdicios, aportando de manera significativa el acceso de alimentos a una importante cantidad de ciudadanos. Así mismo, se debe promover el desarrollo del sector agrícola, así como las alianzas estratégicas entre lo público y lo privado que generen una disminución de los porcentajes de pérdidas y desperdicios en la cadena alimentaria.[4]
Universidad del Rosario Escuela de Ciencias Humanas, 2018
[2] https://www.elespectador.com/noticias/medio-ambiente/colombia-pierde-cerca-del-40-de-los-alimentos-que-produce-articulo-827495
Universidad del Rosario Escuela de Ciencias Humanas, 2018