La gestión del agua en el Distrito Capital se centra actualmente en el Plan Distrital del Agua (PDA), cuyo primer período decenal se cumple el próximo año 2021. Una herramienta que proviene del Acuerdo 347 de 2008, impulsado en su momento por la Concejala Ati Quigua, en el cual se marcan los lineamientos de política pública que posteriormente recogerá el PDA. De esta forma, el próximo debate constituye la expresión de un trabajo continuo y sostenido de parte de la Concejala, al cual se han sumado organizaciones sociales que han aportado a la Asamblea Nacional del Agua, al Referendo del Agua impulsado desde el 2008, y más recientemente a los encuentros de Pactos por el Agua.
La estructura del PDA gira en torno a seis (6) objetivos, que van desde la defensa de la regionalización de la gestión del agua, la promoción de una cultura del agua, la asignación de un Mínimo Vital a la población más vulnerable, y la gestión del riesgo asociado a los cuerpos de agua. Objetivos de los cuales se desprenden una serie de estrategias y acciones específicas, en cuya ejecución están comprometidas las entidades adscritas al sistema Distrital de hábitat.
Uno de los aportes centrales del PDA a la gestión del agua ha sido, sin duda, a asignación de un Mínimo Vital de agua potable a los estratos 1 y 2 de la población del Distrito, definido en 6 metros cúbicos, cuya asignación ha estado a cargo de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB). No obstante, el fenómeno planetario del Covid-19 ha puesto de manifiesto, no sólo que los Vitales no son acciones de caridad, por lo cual no podrían estar sujetos a la asignación de un “Mínimo”, sino que la coyuntura nos llama a revisar las bases de las herencias modernas de la sociedad.
En esa perspectiva estamos, por un lado, frente a la necesidad de establecer principios permanentes de solidaridad y cuidado mutuo, de cara a elevar y hacer permanente el estado de paridad entre ciudadanos. Y, por otro lado, frente a la necesidad de revisar los principios que han guiado nuestra relación con la naturaleza, hasta hoy fundamentalmente instrumentales.
De fondo, necesitaríamos fundamentar los derechos de la naturaleza en el marco de un Buen Vivir, en donde el agua asume la condición de fuente de la vida. Y, por otro lado, frente a la configuración de modelos de Hidrópolis al interior de los cuales la sociedad humana sea considerada como un ecosistema, como un biotopo, en interacción e interdependencia con los ecosistemas naturales.
Visto como una oportunidad, el coronavirus nos estaría impulsando a creer en la construcción práctica de una Democracia Vital, donde la dignidad humana se vincule a la dignidad de la vida, de allí la importancia de este Debate de Control Político en el Cabildo Distrital, que abre las puertas a la discusión de lo esencial para nuestra ciudad respecto al Plan de Desarrollo Distrital 2020- 2024.
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