No voy a entrar a discutir las ventajas y diferencias entre los sistemas BRT (tipo Transmilenio) o férreos ni le quiero poner apellidos políticos a los proyectos de movilidad de Bogotá. Pero quiero decir que la ciudad no puede seguir haciendo proyectos incompletos o mediocres bajo máximas como “después miramos de dónde sacamos los recursos para completarlo” o “Mejor tener algo a no tener nada”. No me opongo a una extensión de Transmilenio, me opongo a que no se haga bien.
Desde que entré al Concejo mi equipo y yo hemos revisado los componentes técnicos, sociales, económicos, políticos y jurídicos del proyecto y asistimos a la manifestación que hubo en la avenida 68 en contra del proyecto. Conversé con varios concejales y me reuní con altos funcionarios del IDU para identificar todos los elementos que debemos tener en cuenta. Después de nuestra investigación, considero que lo más responsable es suspender, provisionalmente, la licitación.
A continuación mis razones:
- 1. Conexión operacional con Calle 80: La mayor ventaja comparativa de un BRT frente a un sistema férreo es su flexibilidad. Desafortunadamente Transmilenio no está maximizando esta ventaja y, en vez de tener conexiones operativas entre las troncales, condena a sus usuarios a caminar largos tramos para pasar de una troncal a otra (Ej. Ricaurte) o a parar el tráfico mixto para cambiar de troncal. Por razones financieras el proyecto Avenida 68 eliminó de su diseño la conexión operacional entre la Calle 80 y la Avenida 68. Está contemplado un puente de 350 metros, de 4.5 metros de ancho, sin techar, obligando a los usuarios que quieran pasarse de la Avenida 68 a la Calle 80, a bajarse del bus, caminar ese trayecto y esperar a un bus de la 80 que, muy seguramente, ya vendrá lleno.
- 2. Si bien hay acercamientos interinstitucionales, no se evidenció una estrategia que mitigue el impacto que genera la gestión predial del proyecto sobre tejidos económicos que se localizan a lo largo de la Avenida. Hace varias décadas se vienen conformando encadenamientos productivos y economías de escala que soportan pequeñas y medianas empresas dedicadas a la producción de colchones, indumentaria, materiales de construcción, entre otros.
- 3. No se evidenció un proyecto urbano integral que a lo largo de sus 17 km combine distintas operaciones urbanísticas y cualifique los tejidos vecinos al corredor generando un entorno propicio para el aprovechamiento de potenciales desarrollos urbanísticos, fuentes de financiación de la infraestructura. Bogotá debe contar con un mecanismo de coordinación interinstitucional que garantice el diseño y la ejecución de proyectos urbanos integrales.
Por las razones expuestas considero que la licitación debe suspenderse de manera provisional hasta que se garantice que:
- 1. El Transmilenio es armónico con el sistema de movilidad que se proyecta para la ciudad, la red férrea y otros modos de transporte y esto le sea informado la ciudadanía.
- 2. Hay alternativas de financiación para la ejecución de las interconexiones operacionales y las estructuras que no se tuvieron en cuenta debido a las restricciones presupuestales.
- 3. Existe los arreglos institucionales necesarios para atender de manera integral los impactos socioeconómicos del proyecto, especialmente lo relacionado con las pequeñas y medianas empresas de la ciudad.
Si bien la Administración López recibe este proyecto de la administración anterior, su equipo debe tener la posibilidad de reestructurar el proyecto, evaluar las fuentes de financiación y garantizar el mejor proyecto urbano integral para Bogotá.
No podemos seguir haciendo proyectos mediocres.
¡Vamos a hacer las cosas bien hechas!
Martín Rivera Alzate
Concejal de Bogotá
martin@riveraalzate.com
