Durante una visita de control político y recorrido de verificación de la operación técnica al interior del Relleno Sanitario de Doña Juana, el concejal del Partido Alianza Verde, Julián Rodríguez Sastoque, pudo constatar el manejo de las cerca de 7.000 toneladas de residuos sólidos que son enterradas diariamente en el relleno.
Uno de los errores de operación técnica más grave y evidente por parte del operador del Relleno Sanitario, el Centro de Gerenciamiento Residuos Doña Juana – CGR, tiene que ver con el tratamiento y remoción de la contaminación de los lixiviados, estos son líquidos altamente contaminantes que se generan por la degradación de los residuos enterrados, especialmente los residuos orgánicos los cuales representan actualmente el 51.32% de los residuos dispuestos según la UAESP.
Estos lixiviados son trasportados a unos espacios de almacenamiento conocidos como pondajes (foto 1), a través de un sistema de drenajes, aquí empiezan los problemas en el sistema de tratamiento de lixiviados, pues estos espacios tienen mantenimiento deficiente que hace que estos líquidos se sedimenten y terminen taponando (Colmatando e incrustando) la tubería que los lleva hasta la planta de tratamiento.
Foto1. Pondaje 7, Sistema de tratamiento de Lixiviados
Cuando lo anterior ocurre, el operador abre unos agujeros en la parte superior de la tubería (Foto 2) para destaparla y por allí se pueden presentar desbordamientos, estos escapes de los lixiviados generan un enorme impacto ambiental en los suelos que no tienen impermeabilización y en los cuerpos de agua cercanos como el Río Tunjuelo y, más adelante, el Río Bogotá.
Foto 2. Agujeros para desincrustación en la línea de Conducción a la planta de tratamiento
Por supuesto se trata de una medida completamente equivocada y riesgosa porque el manejo técnico adecuado debería ser que el operador realizara un mantenimiento en el Pondaje 7, al menos dos veces al año como lo indica el contrato de concesión, permitiendo que los lixiviados se transporten apropiadamente en las tuberías. Sin embargo, según los reportes de la UAESP este mantenimiento en el Pondaje 7 no se lleva a cabo desde el año 2018.
El operador reporta 30 parámetros de los contaminantes que debe disminuir en el agua, de los cuales, en el promedio anual, 17 parámetros superan los límites máximos permisibles exigidos por la normatividad de la autoridad ambiental, es decir más de la mitad. Finalmente estos lixiviados son vertidos en el río Tunjuelo en estas condiciones, contaminando sus aguas y posteriormente el Río Bogotá.
El material gráfico recopilado por el concejal Rodríguez Sastoque da cuenta del enorme impacto que estos líquidos generan en el Río Tunjuelo. Video en youtube sobre relleno doña Juana
Lamentablemente, la responsabilidad del correcto tratamiento de los lixiviados y optimización de la Planta de tratamiento es motivo de disputa jurídica actualmente en un tribunal de arbitramento donde están enfrentados la UAESP y CGR. Mientras tanto, los bogotanos, especialmente los vecinos del relleno siguen sufriendo las consecuencias ambientales de un manejo inadecuado.
Todo los anterior responde a un modelo obsoleto por el cual se entierran más de 2.4 millones de toneladas de residuos anualmente, vulnerando los derechos a la salud y al medio ambiente sano de los habitantes de Ciudad Bolívar y Usme del borde urbano rural, está es la técnica más económica y usada a nivel global de disposición final de residuos, pero la misma no considera directamente los impactos ambientales que provoca.
Según los expedientes técnicos de las auditorías, realizadas a la operación del Relleno, allí se presentan afectaciones en el suelo, en los recursos hídricos por vertimientos en el río Tunjuelo, perdida del paisaje y ambiente natural.
El tránsito hacia un modelo de aprovechamiento y otro sistema de disposición final de residuos, por sus complejidades técnicas, económicas y jurídicas, es largo. Y uno de los mayores retos de administración pública para Bogotá y la Región. Por eso, es urgente que los ciudadanos tomen conciencia de la importancia de la separación en la fuente y la correcta gestión de los residuos sólidos aprovechables, esto acompañado de políticas públicas que fortalezcan el reciclaje y promuevan la economía circular.