Antes de la pandemia América Latina ya mostraba un bajo crecimiento y un deterioro en el mercado laboral. En el 2020 se esperaba la peor contracción económica desde 1930, con una caída del Producto Interno Bruto (PIB) regional de -5,3%. Se proyecta un aumento en la tasa de desocupación de 3,4 puntos porcentuales hasta alcanzar un 11,5% (lo que equivale a 11,5 millones de nuevos desempleados); esto en conjunto generaría casi 30 millones más de personas en situación de pobreza.
Además, las micro y pequeñas empresas (MYPE) que concentran el 46,6% del total del empleo en América Latina, tienen un alto riesgo de experimentar quiebras. Otro problema es el empleo informal, principal característica y fuente de empleo en la región, que alcanzaba para el año 2017 un 76,8% en zonas rurales y 44,8% en zonas urbanas.[1]
La mayoría de los indicadores económicos en la capital cayeron en términos anuales debido a los efectos del COVID-19. La incertidumbre de la pandemia sobre la salud pública y la economía, deterioraron la confianza de empresarios y comerciantes. Solo algunos subsectores alcanzaron a crecer: la industria de alimentos y la venta minorista de alimentos y bebidas, comercio de vehículos de servicio público y productos farmacéuticos y medicinales.[2]
La información reportada por el Observatorio de Desarrollo Económico (ODE) revela que, para diciembre de 2019, la Tasa de Desempleo en Bogotá alcanzaba el 10,83 % y la Tasa de Informalidad Fuerte[3] alcanzaba el 41,1% (ver ilustración 1). Para el trimestre móvil febrero – abril de 2020, la capital registró una de las tasas de desempleo más altas de la última década, 14,5%, superior en 2,6 puntos porcentuales (p.p), frente a la cifra reportada en el mismo trimestre del año anterior, la cual fue de 11,9%.[4]
Ilustración 1. Mercado Laboral a 2019
Por actividad económica, para el trimestre móvil febrero – abril de 2020, solo dos (2) de los 14 sectores registraron una variación positiva en el número de ocupados (ver ilustración 2): “Suministro de electricidad gas y agua”; con el 115,2% y “Actividades profesionales, científicas, técnicas y servicios administrativos” con 2,1%. Para esta última actividad, el aumento se debe a su composición como sector, en donde se ubican organizaciones o grupos esenciales los cuales cumplen con roles que, en medio de la pandemia, son necesarios para el funcionamiento y/o desarrollo adecuado de las dinámicas económicas de la capital.
Ilustración 2. Contribución en la ocupación por actividad económica, trimestre móvil febrero – abril 2020
Fuente: DANE-GEIH. Elaboración ODEB
Para el resto de los sectores económicos, la afectación en el desempleo se ha marcado en mayor proporción en: “Comercio y reparación de vehículos” con 152.884 empleos menos; “Actividades artísticas, entretenimiento recreación y otras actividades de servicios” con 115.059 empleos menos; “Industria manufacturera” con 91.283 empleos menos; “Alojamiento y servicios de comida” con 78.189 empleos menos; “Actividades financieras y de seguros” con 31.287 empleos menos; “Administración pública y defensa, educación y atención de la salud humana” con 23.169 empleos menos y; “Transporte y almacenamiento” con 20.405 empleos menos.
A pesar de las medidas adoptadas por el gobierno, todavía no se crea un sistema de protección social que desempeñe totalmente sus funciones de brindar asistencia social y de asegurar a la población contra los cambios y la crisis en la economía. Muestra de ello es que, gran parte de la población trabajadora informal, no se encuentra protegida contra los riesgos de enfermedad, vejez, invalidez o desempleo[5].
De allí la importancia de fortalecer los procesos de desconfinamiento y de reactivación económica de sectores productivos; en primer lugar, de aquellos sectores que tienen un alto potencial para generar más y mejores empleos en un corto, mediano y largo plazo de la siguiente manera (ver ilustración 3):
- Implementar o fortalecer mesas ejecutivas sectoriales, lo que mejorará la coordinación pública (intersectorial) y la público-privada, para una mayor cooperación.
- Planes de reactivación productiva abordando temas como seguridad y salud en el trabajo, transformación digital de las MYPES, mercados y ventas, bancarización y financiación, nuevos modelos de negocios y asociatividad. Se debe apoyar el desarrollo de las MYPE para que cumplan los estándares de calidad como requisito para su reinserción en cadenas de valor formales, nacionales o internacionales.
- Implementar soluciones de cambio sistémico en el sector o cadena de valor priorizado, enfocando las acciones en la identificación y eliminación de causas subyacentes de los problemas que limitan el crecimiento de la productividad, el cumplimiento de estándares (de calidad, laborales, sanitarios, ambientales, etc.), así como también en la generación de empleos de calidad y mejores condiciones de trabajo.
Ilustración 3. Estrategia para la reactivación económica de la OIT
Fuente: OIT (2020).
Desde el Concejo Distrital advertimos que se deben fortalecer y reactivar inicialmente aquellos sectores productivos que tienen un alto potencial para generar más y mejores empleos. Pero para lograr una reactivación productiva óptima, se debe garantizar la salud y seguridad en el trabajo y medidas de bioseguridad para los consumidores. Los sectores quizá más afectados han sido las micro y pequeñas empresas (MYPE), que tienen un alto riesgo de experimentar quiebras, así como los trabajadores informales. Se necesitan políticas claras para estos sectores.
Por último, afirmamos que “ante la dificultad para garantizar el pleno empleo, se requieren respuestas políticas y sociales que le permitan a las personas desempleadas y sus familias hacer frente a los eventos de la vida cotidiana en el periodo de desocupación. Es urgente la protección social de los desempleados y trabajadores informales brindándoles un resguardo adecuado en un contexto de mayor incertidumbre del mercado laboral, como el que tenemos actualmente debido a la pandemia del COVID-19”.[6]
Concejal Armando Gutiérrez González
Partido Liberal
[1] Organización Internacional del Trabajo (2020). Las tres fases de estrategias sectoriales para una reactivación productiva inclusiva y sostenible. Recuperado de https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-lima/documents/publication/wcms_747068.pdf
[2] Banco de la República (2020). Boletín Económico Regional I Trimestre de 2020 Bogotá Cundinamarca. Recuperado de https://repositorio.banrep.gov.co/bitstream/handle/20.500.12134/9860/BER_Bogota_I_TRIM_2020.pdf?sequence=1&isAllowed=y
[3] Informalidad FUERTE, considera un trabajador informal como todo aquel que NO cumple con los siguientes criterios: · Pertenecer al régimen contributivo o especial de salud como cotizantes y no como beneficiarios. · Estar cotizando a un fondo de pensiones o estar pensionado. · Tener contrato escrito de trabajo (ya sea a término fijo o indefinido) · Ganar más del 95% del salario mínimo por hora
[4] Recuperado de: http://observatorio.desarrolloeconomico.gov.co/mercado-laboral-mercado-laboral-general/aumenta-el-desempleo-en-bogota
[5] Londoño, L. y Mejía, L. (2019). Desempleo y protección social: el caso colombiano. Revista Facultad Nacional de Salud Pública, vol 37., num 3. Recuperado de https://www.redalyc.org/jatsRepo/120/12062839007/12062839007.pdf
[6] García, J.; Riaño, M. & Benavides, J. (2012). Informalidad, desempleo y subempleo: Un problema de salud pública. Revista de Salud Pública, 14, 138-150. Recuperado de http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0124-00642012000700012&lng=en&tlng=es.