La pregunta es si realmente la economía se ha reactivado

“La ciudad tiene que replantearse no sólo un modelo de atención a la crisis actual, sino que debe pensar en un modelo de fortalecimiento económico en el largo plazo, a propósito de la nueva realidad.”

Hoy en Comisión Tercera Permanente de Hacienda y Crédito Público realizamos el debate de control político de la proposición 458 de 2020  sobre  la reactivación económica y superación de la pobreza en el distrito capital, contemplada en el plan distrital de desarrollo "un contrato social y ambiental para la Bogotá del siglo xxi", en el contexto de la emergencia sanitaria generada por la pandemia del coronavirus covid – 19, .de la bancada Partido Liberal Colombiano.

Sobre esto, reconocemos que la reactivación económica es un tema que resulta particularmente difícil de abordar en este tiempo, teniendo en cuenta la segunda Ola del virus que arremete en este momento a Bogotá y al mundo entero. Para nadie es secreto que ofrecer alternativas de sostenimiento a una población como la de Bogotá, que se aproxima a los 8 millones de habitantes, es realmente una tarea compleja, especialmente porque la estructura socio económica de la población se ubica mayoritariamente en los estratos 1, 2 y 3, lo que significa que los habitantes de Bogotá no cuentan con un patrimonio o nivel de ingreso suficiente que permita sobrevivir sin trabajar durante este año de Pandemia próximo a cumplir.

Bogotá cuenta con empresas, comercios y actividades de todo tipo, pero especialmente la informalidad juega un papel muy importante para la economía local. Eso significa que cerca del 52% de los bogotanos tuvieron que suspender o cancelar sus actividades, debido a las restricciones a la movilidad y a las actividades comerciales, a tal punto que para abril de 2020 el observatorio de desarrollo económico reportó una cifra del 14.5% de desempleo para Bogotá, señalándola como la más alta de la historia.

Este panorama agudiza fenómenos como la feminización de la pobreza, donde muchas mujeres dedicadas al trabajo de cuidado no remunerado han tenido que dejar sus trabajos o modificarlos para poder atender a los familiares enfermos o atender los niños que reciben educación completamente virtual.

La pregunta es si realmente la economía se ha reactivado, o si sólo los comercios de grandes plataformas han visto mejoría de ingresos durante los tiempos de aislamiento.  Si bien es cierto que varias empresas se han mantenido, es muy probable que no requieran la misma cantidad de trabajadores que en la presencialidad, por lo que la ciudad tiene que replantearse no sólo un modelo de atención a la crisis actual, sino que debe proyectar en un modelo de fortalecimiento económico en el largo plazo, a propósito de la nueva realidad.

Las estrategias como empleo local, están a punto de terminar, mientras se mantienen las medidas restrictivas y mientras el comercio y las pequeñas industrias no alcanzan a tener el sustento necesario para apalancar un nuevo comienzo. Ahora bien, la estrategia de créditos es un modelo que es funcional pero no para todos; vemos como el comerciante del barrio no está bancarizado o  no cuenta con un respaldo suficiente para el acceso a un crédito. Este punto, resulta muy importante, porque los créditos blandos,  no son blandos porque flexibilicen las formas de acceso a ellos, sino porque establecen las condiciones de interés más flexibles por los subsidios o subvenciones que se financian con los recursos públicos; es decir que los bancos y las grandes entidades financieras no formulan ningún tipo de apoyos o asistencias que permitan que la gente inicie su vida financiera y pueda obtener los beneficios que se han fijado en los planes de gobierno.

Las empresas pequeñas ya no pueden tampoco sostener sus nóminas a pesar de las diferentes estrategias. La encuesta Nacional de Impacto Económico COVID19 Bogotá, entregó un informe donde señala que si bien hay varias empresas que han podido disponer del trabajo en casa, un importante 13% ha tenido que recortar personal, un 11% ha suspendido contratos, el 7% ha enviado a sus empleados con licencias no remuneradas y otro 7% ha modificado las condiciones contractuales de sus empleados. Esto significa que la medición de la pobreza no está únicamente en si están empleados o no, sino que las personas tienen en vilo la supervivencia, porque entre otras cosas, todas estas personas que en apariencia tienen un empleo así sea más precario que hace unos meses, no cumplen los requisitos para acceder a las ayudas económicas porque no se enmarcan en condiciones de vulnerabilidad de acuerdo con el Sisbén o no están clasificadas en pobreza extrema.

En Bogotá, la reactivación depende de cómo se esté haciendo el análisis de los diferentes sectores, formal e informal, porque cada decisión tomada por la administración ha desarticulado todo un escenario económico del que dependen muchas familias.

Es importante hacer un balance sobre las realidades y ya no sobre las expectativas. Estos diez meses de pandemia, de decisiones apresuradas a veces y de retos en la administración pública tienen que dejar un panorama de realidades que permita hacer diagnósticos ciertos para buscar alternativas que lleven a la superación real de la crisis.

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