Toda una vida llevan nuestros campesinos y campesinas azotadas por las heladas; es tal el descuido que han tenido las administraciones pasadas, que aún no están preparados para las mismas. Al 13 de enero del presente año se tenían reportadas pérdidas de cultivos que superaban las 11 mil hectáreas en municipios que se encuentran en la sabana de Bogotá, debilitando y, en algunos casos, quebrando la economía de estos pequeños productores.
Las fuertes heladas que se están presentando son una muestra de las consecuencias que el cambio climático está teniendo en nuestro territorio y las pérdidas de nuestros campesinos muestran la falta de preparación y resiliencia que tenemos frente a esto.
Las heladas no son un tema nuevo, durante muchos años nuestros campesinos han tenido que enfrentar las consecuencias de este fenómeno climatológico y aún después de tanto tiempo no contamos con las medidas de adaptación necesarias para garantizar la estabilidad de los cultivos y productos agrícolas.
Además, debemos reconocer la importancia del cuidado de la ruralidad del distrito como nuestra despensa de alimentos, asumiendo que estas pérdidas de cultivos influyen directamente en los precios que, muy seguramente, en muy poco tiempo tenderán a aumentar, y en la soberanía alimentaria de la ciudad, debilitando la economía de los hogares de millones de personas.
Es el momento de asumir con responsabilidad la situación y preparar a nuestros campesinos para las condiciones que hoy los atropellan. Bogotá tiene una deuda histórica que saldar con su ruralidad en materia de atención integral, garantía de derechos, restauración y protección de los ecosistemas estratégicos y acceso a servicios públicos. ¡Llegamos al Concejo para saldar esa deuda!
ALIANZA VERDE