Este fin de semana en el canal Cablenoticias, un invitado expresó que se habían alquilado indígenas para marchas en Bogotá.
La Constitución Nacional de 1991 garantizó la protección de los derechos de las comunidades indígenas, al menos en 7 de sus artículos de manera directa y muchos otros indirectamente. A partir de la norma de normas, muchas otras leyes, tratados y actos administrativos han garantizado la salvaguarda de estos pueblos de especial protección. Esa misma Constitución en su artículo 24 otorga a todos los colombianos la libertad de circular por el territorio. Hoy tristemente vemos cómo existen sujetos libreteados que, con el afán de protagonismo, acuden a un discurso violento contra las comunidades indígenas, señalando de que a nosotros los indígenas nos “alquilan”.
Alquilar, según la Real Academia de la Lengua es Dar a alguien algo, una cosa, para que use de ello por el tiempo que se determine y mediante el pago de la cantidad convenida.
Los pueblos indígenas no somos una cosa que tenga dueño y que se pueda tomar en alquiler por un tiempo. La esclavitud terminó hace años, somos un grupo de personas con dignidad, que tenemos nuestras herramientas de lucha social y ancestral como la minga o marcha, a través de las cuales hemos logrado adquirir y defender nuestros derechos. Son formas de manifestación a través de las cuales hemos dado a conocer nuestras inquietudes y necesidades de manera independiente y sin otro afán que mejorar las condiciones de vida de nuestros integrantes.
La chocante ignorancia de algunos individuos que creen tener la verdad revelada no es otra cosa que la demostración de que aún en este siglo, hay mentes pequeñas que quieren figurar en los círculos de la opinión pública, a como dé lugar, sin importar atropellar con sus burdas palabras, a personas y causas justas, como las de los pueblos indígenas.
Lamento profundamente este episodio racista, clasista y discriminatorio que no debería presentarse en estos tiempos, e invito a que pensemos una Colombia distinta, sin odios, sin apasionamientos mal sanos, sin maltrato.
Recuerden, cuenten con las comunidades indígenas siempre para la paz, nunca para la guerra.