En el marco de la crisis sanitaria y económica que hoy enfrenta el país, las universidades públicas se enfrentan a múltiples desafíos como la adaptación a la virtualidad y contener la deserción estudiantil, que según afirmaciones de los representantes estudiantiles oscila entre el 30 y el 50%, datos que pueden corroborarse con el informe de cancelaciones de la Universidad Nacional de Colombia, que para el periodo 2020-1 llegó al 30% siendo una de las cifras más altas registradas en los últimos años. Valga decir que las facultades con mayor deserción son Ciencias y Ciencias Humanas, quienes reciben el 87% de los estudiantes de estratos 1,2 y 3.
Actualmente en la Universidad Nacional de Colombia estudian jóvenes provenientes del 76% de los municipios del país, son aproximadamente
54.000 estudiantes de los cuales el 84% se encuentran matriculados en programas de pregrado de los que el 86% son de estratos 1, 2 y 3, de los cuales el 87% son jóvenes menores de 25 años. El 12% de los estudiantes de pregrado hacen parte de programas especiales como el Programa de Admisión Especial (PAES) “diseñado para atender comunidades en situación de vulnerabilidad académica, económica o social, y del Programa Especial de Admisión y Movilidad Académica (PEAMA), que busca atender comunidades alejadas de los grandes centros urbanos, e igualmente vulnerables, aprovechando las sedes de presencia nacional” (UNAL, 2020).
La Universidad Nacional de Colombia desde el inicio de la emergencia por la pandemia COVID-19, para tratar mantener la normalidad académica ha solventado gastos adicionales como los apoyos económicos y de conectividad a estudiantes en situación vulnerable, aportó infraestructura física para la realización de pruebas de ingreso, la adecuación de las UCI en el Hospital Universitario y adicionalmente brindó recursos para la investigación, lo que naturalmente aumentó aún más la desfinanciación heredada de la UN que a 2019 ascendía a $59.599 millones de pesos faltantes en gastos de funcionamiento, contando además que para el segundo semestre de 2020 se prevé una reducción del 30% del ingreso regular de matrículas tanto para pregrado como para posgrado.
De acuerdo al Presupuesto aprobado con Vigencia 2020 los ingresos de matrículas de pregrado para el año en curso son $70.715. millones de pesos (UNAL, 2019) que se destinan 60% a funcionamiento y 40% a inversión, para el segundo semestre se requieren $35.357 millones de pesos que garantice la Matrícula Cero universal para los estudiantes de Pregrado.
El caso de la Universidad Pedagógica Nacional no es diferente, pues se ve sumamente afectada por dificultades presupuestales de marras y de liquidez para sostener su operación, a razón del cierre de ofertas de servicios generados con recursos propios. Siguiendo las peticiones realizadas el 22 de abril por el Consejo Superior Académico de la universidad, solicitando presupuesto para enfrentar los impactos financieros generados por la emergencia sanitaria declarada, es necesario destinar recursos extraordinarios adicionales para atención de las actividades académicas con apoyo y uso de las Tics, el pago de las matrículas de los estudiantes de estratos 1 y 2, así como al menos el 50% del costo de las nóminas que actualmente se financian con recaudo de recursos propios, lo cual implica una asignación adicional por $16.033.000.000” (UPN, 2020).
Ahora bien, la matrícula cero se consolida como una necesidad imperiosa para todos los estudiantes de pregrado en la educación pública atendida por la Universidad Nacional de Colombia y Universidad Pedagógica Nacional, por lo cual la asignación presupuestal actual requiere aumentarse en aras de consolidarse como una ayuda universal para toda la población estudiantil de pregrado, no solo para los estudiantes de estrato 1 y 2 como se viene proyectando actualmente en la Universidad Nacional y se solicita en la Universidad pedagógica.
Este alivio económico es necesario para los jóvenes colombianos, quienes padecen la cifra más alta de desempleo de las últimas décadas. Según el DANE la tasa de desempleo de la población joven se ubicó en 26,6%, y para las mujeres jóvenes en 32,6%. Igualmente, con una tasa de desempleo mayor al 21% las familias colombianas tampoco se encuentran en la capacidad económica para seguir pagando el estudio de sus hijos y familiares.
ALIANZA VERDE
