Reverdecer a Bogotá no es solo generar nuevos espacios verdes sino también preservar los que tenemos. Las talas deben evitarse en lo posible y en todo caso hay que garantizar la concertación con las comunidades.
Por ello, solicitamos acciones coordinadas entre las entidades distritales y la ciudadanía para detener, mitigar y compensar el impacto negativo que han suscitado las intervenciones de la ampliación de la estación de Transmilenio de la Transversal 95, así como las de la Avenida 68 y la Calle 100. En este proceso debe ocupar un lugar protagónico la participación de la ciudadanía, con los espacios suficientes y las metodologías apropiadas. Urge recuperar la confianza de comunidades que han sido muy activas en la defensa de la naturaleza y que pueden ayudar a encontrar salidas sostenibles y concertadas.
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