La concejal Mafe Rojas, reveló que según las metas del Plan de Desarrollo del alcalde Peñalosa, el proyecto turístico en los cerros orientales de Bogotá conocido como Sendero Cortafuegos, tendría 250 mil visitantes en el primer año de operación. Según los cálculos del consultor, Consorcio de las Mariposas 2017, entregados en derecho de petición por la Empresa de Acueducto de Bogotá EAAB, la capacidad de manejo real de todo el proyecto estaría cercana a los nueve mil visitantes diarios. Esto significa que permitiría un máximo anual de casi tres millones de visitantes.
Según dijo la concejal Rojas, este proyecto turístico que le costará a la ciudad $220 mil millones, no será una medida de mitigación al cambio climático; si no por el contrario, podría aumentar el riesgo de incendios y vulnerabilidad de los elementos que componen el ecosistema de los cerros orientales de la capital.
“Llamar el proyecto Sendero de las Mariposas es efectivo en términos publicitarios, pero impreciso en términos reales. Según los diseños que hasta ahora se conocen, correrá de manera más o menos paralela a la franja de adecuación a lo largo de 64.6 Km más otros 27.5 Km adicionales en los veinte accesos al sendero. En ese recorrido contará con 24 módulos de bienvenida, 23 puntos logísticos (algo así como plazoletas de comidas y comercio), 54 aulas, 78 miradores y un número hasta ahora indeterminado de puentes. Con todo este despliegue de infraestructura, por tanto, es difícil pensar que será un sendero contemplativo atravesando bosques tranquilos, y más bien viene a la mente toda una andamiaje turístico y operativo”, advirtió Rojas.
El 29% del área de los cerros es considerada de amenaza alta, 26.8% media y 42% baja. Datos aportados por el Distrito en derecho de petición, señalan que durante 2015 el Cuerpo de Bomberos atendió 545 quemas, 138 conatos, y 14 incendios forestales, afectando un total de 46,5 hectáreas. Con el cambio climático, este tipo de eventos se pueden volver más frecuentes y, eventualmente, devastadores.
La cabildante del Partido Alianza Verde, explicó que habrá una alteración en las características y condiciones del recurso hídrico pues la infraestructura que se tiene prevista, intervendrá alrededor de 59 de las fuentes hídricas que recorren los cerros, desde su cumbre hasta los ríos Fucha, San Francisco, Salitre y Tunjuelo, afluentes a su vez del río Bogotá.
Además de la calidad del recurso hídrico, también se verán alterados los suelos y la cobertura vegetal, produciendo cambios en los elementos del paisaje, modificación en las características fisicoquímicas y biológicas del suelo, y la remoción de un número hasta ahora indeterminado de individuos vegetales de las distintas especies que se encuentran en los cerros, desde arbustos hasta árboles.
Pero lo más preocupante según Rojas, es la obstrucción de la conectividad de los ecosistemas y la perturbación del hábitat de la fauna silvestre que lo habita. Se han identificado impactos de distinto tipo, siendo los más significativos 452 hectáreas con impactos graves dentro de la Reserva Forestal, y casi 16 hectáreas adicionales dentro de la Franja de Adecuación. En ellas, los estudios de impacto ambiental detectaron cuatro especies de anfibios, cinco de reptiles, 75 de aves (19 de ellas en la lista Cites de extinción) y 12 de mamíferos (una de ellas en Cites) que en algún momento tendrán vecinos invasores nuevos: los humanos.
La concejal señaló que las principales causas de deterioro en los cerros orientales, y eso incluye los incendios forestales, son antrópicas, es decir, producidas por los humanos. En 2016, por ejemplo, el director del Cuerpo Oficial de Bomberos de Bogotá, Jorge Lemus, informó que la totalidad de quemas de ese año fueron causadas, voluntaria o involuntariamente, por personas. Experiencias como las ocurridas en el sendero de la quebrada La Vieja, cerrada preventivamente desde 2017, nos han enseñado que el uso de los cerros debe ser de baja intensidad, responsable y, de ninguna manera, masivo, como lo plantea el alcalde Peñalosa.
Finalmente expresó que los estudios técnicos y arquitectónicos definitivos aún no se conocen. A pesar de eso, la licencia ambiental ya está en trámite y deberá conocerse la respuesta en las próximas semanas. “Resulta difícil pensar que los profesionales de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, ANLA, que en este momento estudian los diseños previos, puedan darle viabilidad a semejante costo ambiental y presupuestal para un proyecto cuya necesidad ni siquiera está demostrada. La ciudad sí requiere espacio público de calidad, pero no a costillas de la Estructura Ecológica Principal, ni del presupuesto de mitigación del cambio climático” dijo Rojas.
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