Sin duda hay decenas de sectores duramente golpeados por la pandemia, es muy difícil decir cuál más que otro, pero uno de los sectores que menos cobertura mediática ha tenido, pero que carga un impacto enorme es el del sector del transporte escolar, el llamado transporte especial en general.
Ante esto, la presidenta del Concejo, María Fernanda Rojas Mantilla, expresa su preocupación ya que la principal fuente de ingresos de este gremio es el transporte de niños y jóvenes a su lugar de estudio y el servicio turístico, que se han visto prácticamente paralizados durante ya más de 12 meses, dejando a muchos propietarios con infinidad de deudas y un futuro incierto.
En marzo de 2020 prácticamente la totalidad de los colegios pasó a dar clases de forma virtual y el turismo prácticamente se paralizó, en ese momento no se conocía cuántos meses tendríamos esta situación. Por supuesto los padres de familia dejaron de pagar por un servicio que no recibían, pero pasan y pasan los meses y los sectores no se reactivan, la situación se vuelve crítica para los sectores que llevan más de un año sin ingresos y sin ayudas.
Sin duda la mejor forma de ayudar a estos y todos los sectores es poniéndole el acelerador a la vacunación, el país debería por lo menos cuadruplicar la cantidad de dosis que pone diariamente de manera sostenida. Sin embargo, mientras eso ocurre este sector de transporte especial necesita algún tipo de ayuda que debería otorgar la Nación, pues mientras una buena parte de los subsidios a los salarios se lo llevaron las grandes empresas que tenían capacidad de afrontar la pandemia sin apoyos, las pequeñas empresas quedaron a su suerte.
Se estima que en el país hay más de 100 mil vehículos de transporte especial, casi 200 mil familias dependen en alguna medida de este negocio, que además cuenta con alrededor de 1700 empresas, en un modelo obsoleto donde estas empresas terminan siendo generalmente un intermediario que solo encarece el servicio pero que no aporta nada a este. Es necesario hacer cambios a este modelo en el que las empresas ni aportan, ni asumen responsabilidades, pero si hacen cobros a los propietarios de los vehículos.
Aun con todo esto, este sector tendrá un desafío adicional una vez pase la pandemia, su reactivación será especialmente complicada, con deudas en bancos sobre sus vehículos, SOAT, seguros adicionales y pagos pendientes con las empresas. El Ministerio de Transporte debe entender que este es un problema de índole nacional y que solo desde el gobierno Nacional pueden hacer las reformas y dar las ayudas requeridas para que este sector pueda despegar nuevamente.
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