Definitivamente, una de las instituciones que más desgaste ha tenido en su imagen durante lo que va corrido de este largo paro ha sido la Policía Nacional. Ha recibido múltiples críticas y acusaciones por violaciones a los derechos humanos, uso de armas no debidas y, en general, por los diferentes tipos de violencias ejercidas contra la población civil. Por otra parte, también debe decirse que institución ha hecho sus mejores esfuerzos por controlar el orden público, en un Paro Nacional donde los excesos de algunos manifestantes también se han salido de las manos, pues en muchos casos los vándalos han generado caos y han entorpecido su trabajo.
Estamos viviendo un amargo momento donde muchos colombianos piensan que se pudieron haber evitado muchas situaciones de violencia en las protestas por falta de aplicación de los protocolos para proteger a los civiles. Según la última encuesta INVAMER, realizada entre el 23 de abril y el 22 de mayo, a 1.200 personas, el 56% de los encuestados tienen una imagen negativa de la Policía Nacional.
Por este motivo, con el fin de poner fin a esta situación y contar con una Policía Nacional que privilegie el respeto de los derechos humanos y a la vez sea más cercana a la ciudadanía, el presidente de la República, Iván Duque, el ministro de Defensa Nacional, Diego Molano y el director de la Policía Nacional, general Jorge Luis Vargas anunciaron que se hará una reforma estructural a la Policía. Esta reforma estará basada en la aplicación de los protocolos de derechos humanos, la certificación de los procesos, un cambio en la imagen de la institución y en su modernización, para estar más cerca a la ciudadanía, especialmente a los jóvenes.
El próximo 20 de julio, cuando se instale el último período legislativo de este año se presentará la propuesta para reformar la institución mediante un proyecto de ley que se radicará este día con la expedición de algunos decretos.
La reforma tiene 10 pilares fundamentales. Primero, la transformación integral de la Policía Nacional y Modernización del Ministerio de Defensa. El Ministerio se llamará Ministerio de Defensa Nacional y Seguridad Ciudadana. Se creará un Viceministerio de Políticas de Defensa Nacional y Seguridad Ciudadana. Segundo, se creará una Dirección y un Observatorio de Derechos Humanos, para la prevención, protección y derecho de estos. Tercero, se redactará un nuevo Estatuto Disciplinario, que investigará los casos de violaciones de derechos humanos, se reestructurará la Inspección General, supervisión y control del servicio policial. Se implementará un nuevo sistema de recepción, trámite y seguimiento de quejas y denuncias, el cual podrá ser consultado públicamente por la ciudadanía. Cuarto, se pondrá en marcha el Centro Policial de Estándares, para la profesionalización y desarrollo policial. Así como, la nueva Universidad Policial. Quinto, se incorporarán prácticas y estándares internacionales para uso legal y legítimo de la fuerza. Se fortalecerán los procedimientos que lleva a cabo el ESMAD y anualmente los policías se certificarán en competencias en el uso de la fuerza y derechos humanos.
Sexto, se contará con la participación ciudadana para la transformación de la Policía a través de un diálogo constante y la creación de una comisión para lograr dicha transformación. Séptimo, se incorporará tecnología para lograr la efectividad y transparencia policial, que permitirá aumentar la capacidad de respuesta frente a los delitos y contar con una mayor analítica de datos para la prestación del servicio. Se utilizarán instrumentos de vigilancia aérea no tripulada. Octavo, se implementará una nueva imagen para proteger y servir a los ciudadanos: cambio en los uniformes – que serán azules- y nuevas patrullas. Instalación y uso de las bodycams en los uniformes para poder documentar los diferentes procedimientos que hacen y que todas sus actuaciones sean transparentes y queden grabadas. En un futuro todos los uniformes tendrán también un código QR visible que los ciudadanos podrán escanear y saber el nombre del policía, su identificación y dónde está asignado. Noveno, se buscará un nuevo desarrollo personal y profesional, mejores condiciones de carrera, nuevos incentivos y reconocimiento a la profesionalización, trayectoria y buen desempeño. Décimo, también se implementará un nuevo modelo de vigilancia policial con cuadrantes de vecindario, para mejorar las relaciones con la gente y especialmente, con los jóvenes. Para ello se impulsará la campaña “Soy joven y estoy contigo”.
En la anterior síntesis de la reforma, es evidente el interés del Gobierno Nacional, por promover, privilegiar y motivar a la fuerza policial con el fin de darles mejores herramientas que puedan utilizar en el desempeño de su profesión, especialmente en respeto de los derechos humanos, desarrollo personal, psicológico y profesional. Así mismo, en mejorar sus condiciones laborales, en promocionar, promover y premiar a quienes por su antigüedad se merezcan ser ascendidos, tal es el caso de las 10.000 plazas que se abrirán para el ascenso de patrulleros a subintendentes y del proyecto que ya cursa en el Congreso para mejorar sus salarios. También es clara la intención de estar más cerca a la ciudadanía, para conocer sus necesidades en materia de seguridad y saber que esperan de sus policías.
He hablado con algunos agentes de la fuerza pública y algunos están con la moral baja, les preocupa su futuro y su carrera dentro la institución. Muchos de ellos han dado lo mejor por su país, pero son conscientes de que algunos compañeros han cometido violaciones y deben ser juzgados por ellas. Creen que el momento que atraviesa la Policía Nacional es muy difícil, pues su imagen nacional e internacional está muy deteriorada. Así mismo, que es muy demorado ascender y que no están bien remunerados.
Como cualquier proyecto de ley, la propuesta tiene opositores y quienes la respaldan. El proyecto debe ser puesto en común con los diferentes sectores y partidos para discutirlo y enriquecerlo. Es fundamental que la Policía entre en un período de modernización, que vele por el adecuado uso de la fuerza; que cumplan un papel más civil que militar; que tengan unos protocolos claros que garanticen el respeto de los derechos humanos y que se logre un mayor acercamiento con los ciudadanos y sus necesidades. Ojalá esta reforma sí sea aprobada en el Congreso y contribuya a solucionar muchos de los problemas de fondo de la Policía Nacional.
