“Este cupo de endeudamiento responde a dos necesidades críticas de la ciudad: la movilidad de la que todos oímos que se queja la mayoría de la gente que vive en Bogotá y la educación. No importa que las obras las haga un gobierno de derecha, de izquierda o de centro. Eso no importa. A uno lo que le debe importar es qué queda para la gente que vive la ciudad todos los días. Nunca perder de vista que aquí de lo que se trata es de la gente que usa el transporte masivo, que usualmente no somos nosotros los concejales, aunque algunos nos montamos en el Transmilenio”, sostuvo la concejala Marisol Gómez al explicar su voto positivo para la ampliación del cupo de endeudamiento.
Sobre la discusión de si la segunda línea de Metro será de operación pública o privada, llamó la atención en que no todo lo público es malo ni todo lo privado es bueno. Y puso de ejemplo el de la Ciudad de México: “Todo depende de cómo se hagan las cosas. El de Ciudad de México es un metro supersubsidiado, pero con serísimos problemas de mantenimiento”, comentó la concejala.
El principal reparo que la concejal tenía sobre el cupo era con los 300 mil millones de pesos que pidieron varios concejales para la Universidad Distrital, cuestionada por escándalos de corrupción. “Como le escuché al Secretario de Hacienda, este cupo no excluye ni una sola de las becas que pueden cambiar la vida de 56 mil jóvenes de Bogotá. Ya verá la Alcaldesa de dónde sacará la plata para la Distrital, en todo caso no será de este cupo”.
Entre quienes critican el cupo sostienen que con la aprobación que dio el Concejo al Distrito deja sin posibilidades de endeudarse a quien sea el próximo alcalde o alcaldesa del Distrito. “El espacio para el alcalde siguiente no está cerrado. El siguiente alcalde puede hacer plata de un cupo que ya ha aprobado este Concejo. Es más, se evita el tortuoso paso de tramitar un cupo de endeudamiento en este Concejo”.
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