El día de hoy 23 de enero del 2020, la H.C Ati Quigua hizo un llamado especial al Concejo de Bogotá y a la Alcaldesa Mayor Claudia López, a conocer y respetar la memoria prehispánica y el patrimonio biocultural de Bogotá región, recordando que los primeros indicios de la existencia de una auténtica Necrópolis Muisca en las 30 hectáreas del predio de la hacienda El Carmen, localizada en el suroriente de la localidad de Usme, surgieron en el año 2007 en medio del proceso de urbanización del área liderado en su momento por Metrovivienda, cuyo propósito era construir en 6.200 viviendas de interés social. Sin embargo, desde el proceso original de arqueología preventiva exigido por ley aún no se ha podido consolidar una plataforma cultural y científica de largo plazo, que garantice tanto la preservación de los hallazgos como la apropiación social del conocimiento que representan.
Lo que en principio parecía un cementerio Muisca aislado, en medio de las investigaciones a cargo de la Universidad Nacional resultó ser un territorio de uso ritual sostenido a lo largo de 800 años, lapso en el que se consolidó en un sitio tradicional de enterramiento sin antecedentes en Colombia. Gran parte de la importancia del hallazgo es la convergencia de hábitos funerarios, enterramientos y tipologías cerámicas de varias épocas, donde se demuestra la continuidad y superposición de los periodos históricos ‘Herrera’ (del año 600 al 1000) y ‘Muisca’ (del año 1200 al 1600), entre los cuales los historiadores habrían previsto un vacío.
Continuidad de ocho siglos en el poblamiento y de las prácticas culturales que en su transcurso habría cobijado incluso la conquista española, tal como lo han demostrado los restos de cuerpos y objetos encontrados. A lo cual se adiciona el testimonio que ofrecen los restos de fauna amazónica, que demostrarían la consciencia y apropiación que los pobladores de la época tenían de la relación geográfica y ambiental de la reserva forestal de Sumapaz con la Amazonía. Razones por las cuales el hallazgo constituye para los arqueólogos colombianos el material de un trabajo de investigación que podría demorar varias décadas.
Un paso importante hacia la formalización de la conservación del hallazgo, lo constituyó la formulación del Plan de Manejo Arqueológico definido en 2014 por parte del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Resolución número 096 de 2014), en el cual se determinaron 8 hectáreas efectivas de zona arqueológica protegida, la primera de Bogotá y la numero 25 del país; y 20 hectáreas de investigaciones de arqueologías preventivas. En el mismo año de la administración del Alcalde Gustavo Petro, se asignaron importantes recursos para la implementación del Plan de los cuales aún no se ven los resultados. Desde el Concejo de Bogotá la concejala Ati Quigua reafirma la importancia de que la administración distrital retome el proyecto de lo que los indicios muestran como la Necrópolis indígena más importante del continente.
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