El pasado 24 de julio, al interior de la comisión del Plan del Concejo de Bogotá, se adelantó un importante debate de control político en el cual fue analizada la situación actual de la ocupación del espacio público en la Capital del país, así como las posibles consecuencias de la crisis generada por el Covid-19 en el aumento de esta ocupación por parte de diversos actores, la mayoría dedicados a actividades informales de diversa índole.
Es preciso señalar que la ocupación del espacio público es un tema de múltiples dimensiones, partiendo de la idea que no todos los habitantes conciben el espacio público de manera similar. El espacio público es el lugar donde se desenvuelven e interactúan los ciudadanos, cada cual cumpliendo con el rol que su ámbito socioeconómico le asigna; así pues, mientras el espacio público es para algunos el lugar para desenvolverse en sociedad y gozar del disfrute que éste le brinde, para otros es el lugar donde día a día se construye su lucha, es su lugar de trabajo, de allí obtienen los recursos que necesitan para sobrevivir.
Antes de continuar, cabe indicar que Bogotá viene presentando un déficit de espacio público, calculado a partir de la relación entre metros cuadrados por habitantes (m²/hab). Así lo dejan ver los datos presentados en el Indicador de Espacio Público Total, revelados en el Reporte Técnico de Indicadores de Espacio Público 2021, del Observatorio del Espacio Público de Bogotá[1].
El cálculo de este indicador para la vigencia 2021, muestra que la ciudad cuenta con 175.271.138 millones de metros cuadrados de espacio público. Un desglose de estos datos por tipología deja ver que el 18,1% está destinado a parques, y un 2,2% a zonas verdes. Los elementos del sistema vial para la movilidad vehicular son los que más peso tienen en el indicador, ya que representan un 32,25% del total del espacio público. Los andenes, que son parte del espacio público para la movilidad peatonal, representan un 18,72% y las ciclorutas son apenas un 0,63% del indicador. En cuanto a los elementos que hacen parte de la Estructura Ecológica Principal, estos corresponden a un 27,81% del total.
Para demostrar la deuda de espacio público en la ciudad, basta con señalar que el indicador de Espacio Público Efectivo, el cual es definido como aquel de carácter permanente conformado por zonas verdes, parques, plazas y plazoletas, presenta un déficit muy alto. Según lo dispuesto por la normatividad vigente (Decreto Nacional 1504 de 1998), las áreas urbanas de los municipios y distritos deben llegar a un estándar mínimo de 15 metros cuadrados por habitante. Sin embargo, conforme con la información revelada en el Reporte señalado, para el año 2021 el indicador de Espacio Público Efectivo para la ciudad fue de apenas 4,6 m²/hab, dejando ver un déficit en este indicador de casi 10 m²/hab.
Sumado a lo anterior, en la actualidad se viene presentando un aumento exponencial de la ocupación del espacio público por parte de diferentes actores que, en su mayoría, se dedican a actividades informales, como vendedores informales, bicitaxismo, domiciliarios de plataformas, entre otros.
Lo anterior como consecuencia de la crisis generada por cuenta de la pandemia de Covid-19, que dio lugar a una recesión económica sin precedentes, afectando el aparato productivo del país y del mundo entero, situación que generó un aumento en las tasas de desempleo e informalidad laboral.
Uno de los principales actores que se encuentran en las calles capitalinas son los vendedores informales, de los cuales no se tiene certeza sobre su cantidad, pues mientras el Registro Individual de Vendedores del Instituto para la Economía Social (IPES), reporta 54.000, los datos presentados por el DANE hablan de aproximadamente 120.000 vendedores. Sin embargo, sí es claro que los sitios con mayor ocupación son el tramo “peatonal” de la carrera séptima, San Victorino y en Chapinero (carreras 10 y 13, y la calle 53), así como las zonas comerciales de Fontibón y Kennedy[2].
De lo anterior se desprende la necesidad de implementar un censo actualizado de la población dedicada a las ventas informales en la ciudad, que permita una plena caracterización socioeconómica de la misma, y que permita redireccionar políticas públicas que beneficien a esta población, que en la mayoría de los casos corresponde a población con un alto grado de vulnerabilidad, como desplazados, víctimas de la violencia, personas mayores, entre otros.
El aumento desaforado el fenómeno de las ventas informales que, en algunas ocasiones, ha llevado incluso al uso indebido del espacio público, es muestra del fracaso de las instituciones en la consolidación de una política pública efectiva y eficaz del espacio público, así como de las políticas socioeconómicas de la ciudad dirigidas a diferentes sectores poblacionales. Es imperioso trabajar de las manos de las instituciones para dar una pronta solución a esta problemática, que es el reflejo de una desigualdad social que afecta a la nación colombiana. Por tal razón, el concejal Armando Gutiérrez González propuso la creación de una comisión accidental para verificar el cumplimiento de las estrategias de la Administración Distrital dirigidas a esta población.
Partido Liberal
[1] Observatorio del Espacio Público de Bogotá, Defensoría Del Espacio Público. (2021) “2021 REPORTE TÉCNICO DE INDICADORES DE ESPACIO PÚBLICO”
[2] El Espectador (2022) “El fracaso de la formalización de los vendedores ambulantes en Bogotá”. Recuperado de: https://www.elespectador.com/bogota/el-fracaso-de-la-formalizacion-de-los-vendedores-ambulantes-en-bogota/
