Mucho se ha hablado sobre el viaje de la vicepresidenta Francia Márquez, al continente africano; unos dicen que esta labor diplomática es innecesaria, otros que es una pérdida de tiempo y los más avezados afirman que es una visita con fines turísticos.
Lo cierto, es que África, un continente compuesto por 54 estados soberanos, más de 2000 dialectos, 15 grupos etnolingüísticos, 1.442 millones de habitantes y una economía basada en el comercio, la industria y los recursos naturales, resulta ser una plataforma interesante para la apertura de Colombia a nuevos mercados.
Así las cosas, mantener la idea de que “No hay nada que hacer en África”, es un concepto sesgado y racista frente al continente cuna de la humanidad y origen de las primeras civilizaciones , el cual se proyecta a poseer, en el 2050, el 25% de la población activa del mundo.
Entonces, ¿Para qué el viaje de Francia Márquez a Sudáfrica, Kenia y Etiopía?, la respuesta es simple; además de apertura y afianzar relaciones comerciales con la mayor zona de libre comercio del mundo e impulsar las economías femeninas con el programa “Ella exporta a África”, manejar una agenda bilateral ambiental y garantías de movilidad ciudadana entre estos países y el continente latinoamericano, esta acción diplomática nos permitirá compartir experiencias de resiliencia que tanto Colombia como los países africanos han vivido a lo largo de su historia.
Por otra parte, esta visita sin precedentes (pues nunca un mandatario colombiano, en ejercicio de sus funciones, había viajado a esta región), es la puerta de entrada para que Colombia se una a las dinámicas del comercio sur – sur, entre los países en desarrollo, del mismo modo como ya lo hace Brasil, que solo el 2022 exportó hacia África, mercancía por un valor de US $12.210 millones de Dólares.
Es hora de cambiar la visión anglo centrista que nos ha limitado a mirar solo a Europa y Estados Unidos y corregir los errores cometidos a mediados del siglo pasado al subestimar a China, Corea y otros países asiáticos dada su condición de pobreza en dichos tiempos; igual lo hicimos con Chile, durante la época de su dictadura. Le dimos la espalda a grandes oportunidades de negocio, de las cuales hoy nos arrepentimos, por cuenta de la visión miope que hemos tenido en el contexto internacional.
Es hora de mirar hacia nuevos mercados y apresurarnos al intercambio comercial y cultural con el continente africano, Colombia no se puede quedar atrás del avance mundial en las relaciones bilaterales con los países del continente africano.