La educación rural en Colombia actualmente atraviesa una crisis sin precedentes, marcada por una alarmante brecha en calidad y acceso respecto a las zonas urbanas. Según el Censo de Educación Formal de 2023, se matricularon 9.547.160 alumnos, con un alto porcentaje en educación básica primaria y secundaria. En Bogotá hay 54 sedes educativas rurales con un total de 14.327 estudiantes. Estas zonas continúan enfrentando desafíos significativos que impiden el pleno desarrollo educativo de niños y jóvenes.
De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad Javeriana en el 2023, el 79,8% de las sedes educativas en las zonas rurales colombianas no cuentan con internet, el 18,1% ni siquiera tienen servicio de energía eléctrica y el 61,5% de los estudiantes rurales tienen que desplazarse a sus colegios a pie y en medio de territorios que suelen ser muy extensos. Mientras que casi todas las sedes urbanas cuentan con servicio de energía eléctrica y conexión a internet.
La corrupción desempeña un papel crucial en la continuidad de esta problemática. Recientes escándalos, como la multa impuesta a Claro por no cumplir con el contrato de centros digitales y el caso de Centros Poblados del MinTIC, demuestran cómo la malversación de recursos y la mala gestión afectan directamente la educación en áreas rurales.
Además de la carencia de servicios básicos, hay escasez de docentes capacitados. Según el informe del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), solo el 75% de los maestros rurales tienen títulos profesionales, en contraste con el 91% en las áreas urbanas. En Bogotá, de los 1.245 docentes de IED rurales, solo 39 han aplicado a programas de formación permanente o posgradual.
Las cifras suministradas por la Secretaría de Educación Distrital de acuerdo a la Encuesta Distrital de Deserción Escolar (EDDE), son preocupantes teniendo en cuenta que la primer causa de deserción en Bogotá es el cambio de país, municipio o localidad con un 54%, seguido por el bajo rendimiento académico con 47 %, problemas personales o familiares 46%, situaciones de violencia 44 %, entre otros. A pesar de que existen estrategias que buscan contrarrestar esta problemática, como el Programa de Movilidad escolar (PME), el Programa de Alimentación escolar (PAE), el programa de Promoción del Bienestar Estudiantil y el Programa de Promoción del Bienestar Estudiantil, parecen no ser suficientes.
A nivel distrital, Bogotá enfrenta también retos significativos en el acceso y la calidad de la educación en sus zonas rurales. A pesar de que la capacidad instalada es suficiente para cubrir la demanda, muchas de estas instituciones carecen de infraestructura adecuada y acceso a recursos tecnológicos, como conexión a internet. De acuerdo con la Secretaría de Educación, de las 54 instituciones educativas rurales, 18 se encuentran en estado “Aceptable” y 10 en estado “Regular”. Este déficit impacta directamente en la calidad educativa, lo que se refleja en el incremento del 3.4% en la deserción escolar registrado en 2022, especialmente en áreas agrestes de Usme, Sumapaz y Ciudad Bolívar.
También es crucial fortalecer los mecanismos de veeduría ciudadana, para asegurar que los recursos destinados a la educación se utilicen de manera eficiente y transparente. Es nuestra responsabilidad asegurar que todos los jóvenes bogotanos, sin importar su ubicación, cuenten con las mismas oportunidades educativas que sus pares en las zonas urbanas.
Fuentes Consultadas:
https://www.dane.gov.co/files/operaciones/EDUC/bol-EDUC-2023.pdf
https://lee.javeriana.edu.co/-/lee-informe-98
https://www.colombiaaprende.edu.co/agenda/tips-y-orientaciones/la-educacion-rural-un-gran-desafio-para-colombia
https://ceipa.edu.co/novedades/principales-desafios-educacion-colombiana-2024/
Partido Liberal Colombiano