En debate de control político adelantado en el mes de abril del presente año, presentamos los resultados de un reciente estudio del centro de estudios Futuros Urbanos, en el cual, basado en cifras de la Secretaría de Seguridad, se reveló que el hurto de celulares con arma de fuego creció un 65% entre los años 2019 y 2020 siendo los buses del SITP los más afectados por este flagelo. Además, se evidenció que en los últimos tres años las zonas con más denuncias de hurto a personas son Chicó-Lago y las localidades con mayor hurto a personas entre 2018 y 2020 fueron Ciudad Bolívar y san Cristóbal.
Para el mismo debate, presentamos unas cifras que demostraban la preocupante evolución de la criminalidad en la ciudad, basándonos en las cifras reportadas por la secretaría de Seguridad, en las localidades que han sido objeto de las diferentes Alertas Tempranas emitidas por la Defesaría del Pueblo. En su momento, pudimos comprobar que las localidades más afectadas por la delincuencia eran Kennedy, Ciudad Bolívar, Rafael Uribe Uribe y Usaquén. Cabe señalar que en el caso de Ciudad Bolívar es especialmente preocupante, pues en esta localidad la defensoría del Pueblo ha emitido dos alertas tempranas entre los años 2018 y 2019, las cuales parecen no tener efecto en la disminución de los delitos cometidos en esta localidad.
Hechos de inseguridad en las últimas semanas
Una noticia llamó la atención de las autoridades y ha generado un fuerte debate en la opinión pública en contra de las instituciones encargadas de ejercer la justicia en la ciudad: se trata del asesinato de Carmen Cecilia Contreras, una vendedora de 56 año de edad, quien fue asesinada en un caso de venganza por parte de un hombre al que ella había acusado por hurto el pasado 13 de julio. En la misma semana, un ciudadano de 36 años fue asesinado, también con arma blanca, en el intento de robo de su bicicleta en la localidad de Bosa. Ese mismo día, un atraco con arma de fuego en la localidad de Usaquén terminó en una balacera. También el hijo de un diplomático de la embajada de Argelia por poco pierde la vida después de que delincuentes le dispararon en un atraco callejero en la localidad de Chapinero. Ese mismo día, en la localidad de Antonio Nariño, el patrullero Humberto Sabogal murió luego de que un delincuente, al que estaba requisando, le disparó a quemarropa. Esa misma noche, dos atracadores en moto se abalanzaron sobre un grupo de jóvenes que caminaban por las calles del barrio San Jorge (Antonio Nariño) y, con un arma traumática, le dispararon en el rostro a uno de ellos. Estos hechos de violencia han levantado una ola de rechazo y han generado una gran preocupación en la ciudadanía.
Preocupante aumento en el nivel de violencia de los criminales
Lo que más preocupa de los actos delictivos de las últimas semanas es el alto nivel de violencia con el que se están cometiendo. Esta situación está afectando la percepción de seguridad de la ciudadanía: “los habitantes de Bogotá tienen miedo de estar en la calle”, así lo confirmó la III fase de la Encuesta Mi Voz Mi Ciudad (hecha por Bogotá Cómo Vamos) cuando detectó que 77 por ciento de los encuestados se sentían inseguros en la ciudad y apenas un 7 por ciento se sentían seguros.
Frente a esta situación, un informe de Futuros Urbanos, publicado a principios de año, ya había advertido que cada vez eran más frecuentes los hechos donde el arma de fuego era protagonista[1]
Para ese entonces, el informe comparó cifras de 2019 con 2020 (años completos) y detectó que, por ejemplo, el uso de armas de fuego en atracos en TransMilenio y el SITP había subido un 32%. También se vio que, en robos de celulares, el uso de este tipo de armas había subido un 65%. Y ni hablar del caso de la bicicleta, donde los hurtos con arma de fuego aumentaron un 333%. La Veeduría también resaltó esta problemática, que resulta ser impresionante si se tiene en cuenta que el 2020 fue un año de confinamientos.
Y en 2021, se mantuvo esta tendencia: entre enero y julio de 2020, cerca del 11% de los hurtos a personas se cometieron con arma de fuego, y en el mismo período del 2021, esa cuota subió al 15%. Y un crecimiento similar se registró en otros delitos.
En entrevista con EL TIEMPO, el exsecretario de Seguridad de Bogotá Hugo Acero, que se apartó hace dos meses del cargo, señaló que “en Bogotá hay estructuras criminales organizadas que están utilizando cada vez más armas de fuego”, razón por la cual Acero es partidario de intensificar las estrategias para la incautación de armas, así como de desarme voluntario, lo que considera clave para bajar los niveles de violencia que se están viendo en los atracos.
No obstante, el control de armas resulta muy complejo, pues no hay una cifra precisa de cuántas armas ilegales hay en Bogotá. Adicionalmente, no hay manera de saberlo pues es una cifra que se alimenta del mercado negro y de fallas estatales en el seguimiento de armas que alguna vez fueron legales, pero que hoy no tienen salvoconducto y no se sabe dónde están. Lo más cercano, en todo caso, es un estimado del proyecto Small Arms Survey que se encarga de generar información imparcial y fidedigna en materia de armas pequeñas y violencia armada, que calcula en Colombia, para 2017, alrededor de 4,2 millones de armas ilegales en posesión de civiles.
Lo que dicen las cifras
Segú las cifras de la Secretaría de Seguridad, al comparar los periodos entre enero y julio del 2021 con el mismo periodo del 2020, se puede observar que hubo un aumento en delitos como el homicidio (14,9 por ciento), hurto a personas (19,7 por ciento), hurto de celulares (16,7 por ciento) y hurto de motocicletas (42,2 por ciento)[2]. Las cifras de la secretaría muestran que con relación a 2019 (periodo enero-julio), los homicidios en 2021 (mismo lapso de tiempo) se dispararon en un 16,7%; los robos de bicicleta, un 24,8%, y el hurto de motocicletas, un 9,6 por ciento[3].
¿Cuáles son las soluciones a la problemática de la inseguridad?
Desde el punto de vista de algunos analistas, una de las principales causas del grave panorama que enfrenta la ciudad en términos de seguridad tiene que ver con el insuficiente número de policías; la misma alcaldesa, en días recientes, afirmó que a la capital le hace falta por lo menos unos 10.000 agentes. Y es que, de acuerdo con los estándares internacionales, para finales de 2020 Bogotá contaba con algo más de 17.000 policías, pero necesita 24.255 para cumplir con el estándar de las Naciones Unidas. Adicionalmente, los policías que se encuentran prestando servicio se encuentran sometidos a un fuerte desgaste como consecuencia de las protestas que se han venido presentando en los últimos meses. Asimismo, algunas fuentes afirman que se vienen presentando fallas en la estrategia contra el crimen.
Como se mencionó anteriormente, se viene presentando un problema muy grave por el porte y uso de armas ilegales en la ciudad. Según el exsecretario de seguridad, es necesario reforzar las acciones para enfrentar el problema de porte ilegal lo cual se complica porque no se cuenta con una política nacional respecto a ese tema de armas. Adicionalmente, es necesario controlar la importación y porte de las armas de fogueo. En este sentido, Ómar Oróstegui, director de Futuros Urbanos, alerta sobre el impacto de las armas no letales. “Los criminales están modificándolas para que se conviertan en armas letales”, indica. Esto es preocupante si se considera que entre 2016 y 2020, la importación de armas traumáticas y de fogueo se disparó.
Es necesario que las instituciones encargadas de la seguridad ciudadana se centren particularmente en la reducción del crimen a través de acciones como mejorar percepción de inseguridad enfocando las acciones en el crimen, particularmente aquellos delitos que más inciden en la percepción de inseguridad de la ciudad conforme a las últimas encuestas, como es el hurto, y fortalecer el uso del plan cuadrantes por parte de la comunidad, que en su mayoría lo conoce, pero no lo utiliza, para hacer más efectiva la respuesta y no saturar la línea 123.
También es necesario implementar estrategias para aumentar nivel de denuncia
Teniendo en cuenta que casi la mitad de los ciudadanos no denuncian, ello implica que no se cuenta con información real del nivel de delitos en la ciudad. Es prioritario fomentar en los ciudadanos la denuncia.
Partido Liberal