Hoy en el Concejo de Bogotá denunciamos como la administración de Bogotá intentó ejecutar una privatización soterrada de la infraestructura de una de las empresas más importantes de Bogotá: la ETB; intento que se hubiese materializado de no ser por la objeción de la Superintendencia de Industria y Comercio.
El negocio que se frenó, no por voluntad de esta administración, era del siguiente calado: ETB ponía su infraestructura ya existente de fibra óptica (tecnología de punta en telecomunicaciones), UFINET construye la nueva y también les arrienda a todos los operadores de telecomunicaciones esta infraestructura, sin exclusiones, incluyendo a la ETB. O sea que ETB pasa de tener una fibra óptica que, en vez de expandir, prefiere ceder a un privado, para luego tener que pagar por usar lo que antes era solo suyo. Es en extremo difícil comprender qué es lo estratégico de esta decisión, claro, eso si asumimos que el objetivo es fortalecer la empresa y seguir teniendo un actor competitivo y fuerte en el mercado rentando continuamente para la ciudad.
Sin embargo, si la entendemos como una estrategia para entregarle a los privados un activo estratégico de Bogotá en un momento de agresiva digitalización de la vida cotidiana, tiene todo el sentido del mundo: en primer lugar, este negocio pretendía concesionar la fibra óptica existente de la ETB y permitir que fuera un privado el que la extienda hacia la futura región metropolitana, en ese sentido, ETB renunciaría a su negocio principal, un negocio estratégico para el porvenir de la ciudad y la región.
De esta manera las ventajas competitivas que la ETB tiene gracias a la importante inversión hecha un par de administraciones atrás, defendidas una y otra vez por los trabajadores y la ciudadanía, hubiesen dejado de ser de dominio y usufructo público y pasarían a manos de los agentes privados que anhelan esa importante porción del mercado de las telecomunicaciones.
El futuro del negocio de la ETB es lo que estaba en discusión acá, nos preguntamos con mucha preocupación ¿A qué se va a dedicar la ETB? Cuesta creer que al negocio minorista “aguas abajo”, no solo porque renunciaría a una infraestructura estratégica para prestarlo y seguir siendo un competidor fuerte ¿Se dedicará entonces la ETB a cobrar por usar su red de fibra óptica? Teniendo la carretera moderna y los vehículos de transporte ¿Nos vamos a dedicar a administrar la caseta de peaje? ¿Cómo era eso un buen negocio?
En el mismo sentido, la privatización y el saqueo del patrimonio público se ve reflejado en la posible venta del Grupo Energía de Bogotá (GEB). Durante el año 2015 el GEB arrojó dividendos al distrito por $850.000 millones de pesos. En el mejor momento de crecimiento económico y de proyección internacional del GEB, el Concejo de Bogotá, le aprobó a Enrique Peñalosa la venta del 20% de las acciones poniendo en riesgo la empresa pública de las y los bogotanos por más de 120 años. El Distrito era propietario mayoritario del 76% de las acciones de la empresa, con la aprobación de la venta del 20% de sus acciones, ahora el Distrito pasó a ser un accionista mayoritario con un escaso 56%. Vender el 9.4% de las acciones del GEB por $1,9 billones, una compañía que en promedio anualmente arroja en dividendos más de 700.000 millones de pesos a las arcas del Distrito, es un acto de deslealtad con la ciudad.
Privatización también es cesión de infraestructura, también lo es retirarse de la competencia sin más, y seguiremos con nuestra atención puesta en lo que, evidentemente, es, y sigue siendo la intención de esta administración.
Bancada Colombia Humana – Unión Patriótica Concejo de Bogotá