Desde el año 2019 he venido expresando mi preocupación por la situación de violencia e inseguridad que se viene presentando en la ciudad, situación que se ve reflejada en diferente Alertas Tempranas emitidas por la Defensoría del Pueblo, en las cuales ha advertido la presencia de nuevos actores de delincuencia que han dado lugar a nuevos fenómenos de inseguridad en la ciudad.
Las medidas adoptadas por las autoridades parecen ser insuficientes. La zozobra que se respira hoy en la ciudad es muestra de ello. La sevicia en las últimas masacres cometidas en la ciudad demuestra que no nos estamos enfrentando a un problema menor, y no se puede esperar resultados diferentes, cuando seguimos implementando las mismas medidas para cambiarlos.
Es evidente que los resultados de estas estrategias son insuficientes, y a su vez, generan un gran desgaste de la reputación de las instituciones, debilitando la confianza de los ciudadanos y erosionando su competitividad[1].
Desde varios años atrás nos venimos enfrentando a la transnacionalización del crimen organizado. Se trata de redes delictivas organizadas fluidas que se benefician de la venta de productos ilegales siempre que haya demanda de ellos. Esos mercados ilegales internacionales se caracterizan por ser de carácter anónimo con un alto grado de complejidad, y cada año generan miles de millones de dólares en ganancias. Esta delincuencia transnacional abarca prácticamente todos los actos delictivos graves de carácter internacional perpetrados con fines de lucro y relacionados con más de un país[2].
Definitivamente la inseguridad en Bogotá no es solo una percepción: es una realidad. En el pasado mes de julio se publicó el último informe de Bogotá Cómo Vamos, el cual reveló un retroceso en seguridad durante la vigencia 2021, frente a lo cual, el Distrito reconoció que Bogotá aún tiene que enfrentar desafíos en materia de pobreza y atención social, sectores claves para combatir de fondo el fenómeno de la delincuencia.
Una gran cantidad de delitos se vienen cometiendo en Bogotá: masacres, atracos masivos, cuerpos desmembrados, sicariato y fuga de reclusos han sido algunas de las situaciones que vienen preocupando a las autoridades en las últimas semanas. La Fiscalía General de la Nación informó recientemente que en Bogotá se han identificado cerca de 370 bandas criminales, casi el doble de la cifra reportada por la Policía Metropolitana en marzo de 2021[3]. Cabe señalar que estas bandas funcionan, incluso, como “un cuerpo colegiado”.
En el seguimiento a las Alertas Tempranas sobre Bogotá, el pasado 29 de agosto la Defensoría del Pueblo señaló la consumación de varios hechos advertidos. En este sentido, el Defensor del Pueblo, Carlos Camargo, advirtió la persistencia de los riesgos para la ciudadanía de la Capital del país derivados de los hechos de violencia generados por grupos armados ilegales y organizaciones delincuenciales que tiene presencia en Bogotá.
Como consecuencia de la presencia de este actor externo, se han venido presentando homicidios colectivos y selectivos en Bogotá, en donde se manifiesta el uso de violencia extrema como mensaje simbólico o ejemplarizante que se envía a las estructuras criminales locales, con el fin de logar control social y territorial.
Frente a esta preocupante situación, el gobierno distrital no puede permitir la consolidación de organizaciones criminales en la ciudad. Hago un llamado para que se le presten todas las garantías a la ciudadanía para que se pueda vivir en paz. Para tal fin, desde la institucionalidad se deberá trabajar fuertemente en tres frentes: pobreza e inequidad, confianza en las instituciones de control, y atención a las redes del crimen organizado.
Finalmente, y como he venido mencionando con anterioridad, para mejorar la seguridad en la ciudad, es preciso emprender acciones que estén dirigidas a los siguientes objetivos:
- Fortalecer la inteligencia y la investigación criminal.
- ii. Ajustar la vigilancia por cuadrantes.
- iii. Aumentar fuerza pública.
- Prestar atención a puntos críticos y a nuevos fenómenos.
- Controlar la corrupción al interior de las instituciones policivas.
Partido Liberal Colombiano
[1] Restrepo, Cesar. (2022). “Opinión: Una aguja en un pajar”. Periódico El Espectador. Recuperado de: https://www.elespectador.com/bogota/opinion-una-aguja-en-un-pajar/
[2] Naciones Unidas Oficina Contra las Drogas y el Delito. “Delincuencia organizada transnacional: la economía ilegal mundializada”. Recuperado de: https://www.unodc.org/toc/es/crimes/organized-crime.html
[3] Restrepo, Cesar. (2022). “Opinión: Una aguja en un pajar”. Periódico El Espectador. Recuperado de: https://www.elespectador.com/bogota/opinion-una-aguja-en-un-pajar/