Estimados ciudadanos y ciudadanas.
A pesar de que las universidades públicas son imprescindibles para garantizar el acceso universal a una educación de alta calidad, la política de quienes han mandado en el país ha sido asfixiar presupuestalmente las instituciones estatales. El resultado es un alarmante déficit de más de 16 billones de pesos de las universidades públicas, según el Sistema Universitario Estatal, lo que explica que instituciones como la emblemática Universidad Nacional se estén cayendo a pedazos.
En el marco de esta política, la situación de la Universidad Distrital es dramática. Su presupuesto por estudiante ha caído un 30% en los últimos 20 años, pasando de 8,7 millones en 1993 a 6,1 millones en 2015. Según cifras oficiales, la Distrital tiene 26.401 estudiantes, pero con el presupuesto que se le asigna solo puede atender debidamente a 18.066, su infraestructura alcanza solo para 11.656 estudiantes y con la actual planta de profesores solo podrían atenderse a 16.925 jóvenes. ¿No les parece indignante?
En lugar de resolver este grave problema con un mayor presupuesto, los malos gobiernos han acudido a un mecanismo conocido como la estampilla, que consiste en darle a la Universidad Distrital un pequeño porcentaje, el 1%, de cada contrato que firme el gobierno distrital. Esta herramienta no es la adecuada para resolver el déficit de la Distrital porque los ingresos de la estampilla son inestables pues dependen de la contratación que se haga cada año, y porque los recursos que genera son insuficientes para resolver el cuantioso déficit. Pero lo más grave es que los gobiernos de Juan Manuel Santos y de Enrique Peñalosa, con el apoyo del Centro Democrático, han tomado una serie de decisiones que agravarán la crisis financiera de la universidad.
Para continuar con la política de evadir la obligación del gobierno nacional de financiar las universidades públicas, la Unidad Nacional y el Centro Democrático decidieron modificar la destinación de la estampilla de la Universidad Distrital, señalando que el 30% de los recursos se le entregarían a la Universidad Nacional. Esta medida le quita recursos a la Distrital bajo el argumento de incrementar los ingresos de la Nacional, con lo que el santismo y el uribismo aplican la política de abrir un hoyo para tapar otro.
Para evitar que se reduzcan los recursos de la Universidad Distrital y darle otros ingresos a la Nacional, el Polo y otros concejales propusimos subir el porcentaje de la estampilla al 1.5%, aclarando que estos recursos no resolvían el problema de desfinanciación, siendo apenas un “pañito de agua tibia”. Sin embargo, el alcalde Peñalosa impuso sus mayorías en el Concejo para fijar el porcentaje de la estampilla en un pírrico 1,1%, con lo que la Distrital perderá $7.500 millones de pesos anuales mientras que la Nacional recibirá $7.300 millones menos con respecto a la propuesta del 1,5%.
La Universidad Distrital debe ser un centro educativo e investigativo de punta a nivel nacional e internacional, lo cual sólo es posible con una alta financiación por parte del Estado. Por tanto, resulta sumamente preocupante que Peñalosa se apreste a quitarle unos recursos, que si bien no resuelven el tema de fondo, aliviaban un poco la situación. Por eso mi llamado es a que nos unamos para exigirle a Peñalosa que detenga el marchitamiento de la Universidad Distrital. Con esta decisión, se le están cortando las alas a las mentes brillantes de la ciudad y con ello limitando las posibilidades de desarrollo científico de la Nación. Con un agravante: la Distrital es la universidad que más atiende estudiantes de estratos 1, 2 y 3, por lo que la población menos favorecida es la más afectada con esta decisión. Como a Peñalosa es imposible convencerlo, la única salida que nos queda es impulsar la movilización y su revocatoria.
Cordialmente,
Manuel Sarmiento Argüello
Concejal de Bogotá
Polo Democrático Alternativo
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