Me comprometí a enfrentarlas, en tanto, yendo en detrimento del beneficio general y del propio Distrito, llenan las arcas de un puñado de empresas privadas, concesionarias y financieras, incluidas varias multinacionales apoderadas de áreas claves de la Capital, como la energía, el transporte, parte del agua y el aseo, entre otras.
Enrique Peñalosa, fuera de ser de los sobresalientes gestores de tales políticas, en este segundo mandato se ha empeñado en reforzarlas y ampliarlas a nuevos campos. En esa dirección, durante los 100 primeros días de gobierno, el Alcalde, para ambientar la nueva oleada, ha recurrido al engaño, acudiendo a invenciones como que "un bus de Transmilenio en la práctica hace lo mismo que un metro" o que "en la Reserva Van der Hammen no existen aguas subterráneas" o que "en Francia las empresas de Acueducto son privadas", aseverando lo anterior sin sonrojos ni escrúpulos.
Como miembro de la bancada del POLO, única declarada en oposición, le he salido al paso a tan lesivas intenciones, no sólo develando los perjuicios que le traerán a Bogotá sino proponiendo alternativas que consulten un genuino provecho para los capitalinos. Frente a la injusta elevación de los pasajes de Transmilenio y del SITP, formulé, en un serio debate de control político, la modificación de los leoninos contratos con los operadores privados, diez grupos familiares-empresariales, que han atesorado ganancias en enormes proporciones a costa de un servicio muy malo y muy caro que padecen a diario más de 2,5 millones de personas y que genera graves quebrantos a la Hacienda distrital.
En cuanto al proyecto metro, y la propuesta peñalosista de una primera fase "corta", "elevada" y "barata", denuncié que está llena de improvisaciones y falacias. Propala que le servirán los estudios existentes o que, en ausencia de análisis técnicos sobrarán las "buenas razones". El paquete de movilidad tiene el objeto prioritario de construir Transmilenios, que es lo que durante más de diez años él ha recomendado por todo el mundo por cuenta de firmas y entidades internacionales con interés en esta modalidad, como Volvo, entre ellas. Precisamente, a uno de sus satélites, la entidad transnacional WRI, le entregó el asesoramiento en esta materia y es por estos compromisos y por otras razones más que recusé al Alcalde ante la Procuraduría para actuar en este tema.
Junto al senador Jorge Enrique Robledo y al representante por Bogotá, Germán Navas Talero, reclamamos de Peñalosa desistir de la destrucción de la Reserva Van der Hammen. Este es el segundo intento, ya que en el primero en 1998, fue refutado por la academia y por ambientalistas expertos, siendo abiertamente inconstitucional al pretender desmejorar la protección jurídica de la que hoy ya goza la Reserva. Constituye así mismo una barbaridad, al conocerse las ventajas en esa urbanización para miembros del gabinete distrital, para agentes relacionados con ellos, y para importantes donantes a su campaña.
También he contendido en estos 100 días por defender consecuentemente el patrimonio público de Bogotá. De antemano, rechacé los anuncios de privatización de ETB y las torvas estratagemas sobre el Acueducto, además de reivindicar los derechos de sus trabajadores. En esa línea, actué contra el proyecto de fusión de hospitales que seguirá, como desde 2014, levantando barreras de accesos a los usuarios, cerrando servicios y con un indigno maltrato contractual laboral. Este proyecto más parece una ayuda para las EPS que una exigencia en el cumplimiento de sus obligaciones.
Por fuera del recinto del Concejo, he estado en la movilización y en los debates, al lado de los trabajadores de la ETB; del Acueducto y de otras empresas públicas; de los vendedores informales y los trabajadores de la salud, y acompañando activistas ambientalistas, madres comunitarias, asociaciones de los mercados campesinos y al Paro Nacional del 17 de marzo convocado por las centrales obreras y otras organizaciones.
Considero positivo el balance de los primeros 100 días del ejercicio como concejal del Polo, aunque apenas se inicia la indispensable resistencia al gobierno de Peñalosa que, confabulado con Santos, "en equipo", están en la empresa de salvaguardar y agrandar los negocios de sus predilectos aunque tengan que pasar por encima de los derechos e intereses del 99% de los bogotanos, lo está demostrando con creces.