Pese a que el presupuesto para el fomento y fortalecimiento de la agricultura urbana, periurbana agroecológica en Bogotá aumentó casi 10 veces con respecto a la administración pasada, las huertas urbanas en el último año han disminuido considerablemente, pasando de 284 en el 2021 a 220 en el presente año. Lo anterior da cuanta del desincentivo de la práctica de agricultura urbana que ha producido inconformiso dentro de este sector en Bogotá.
Recordemos que la agricultura urbana es una práctica de encuentro y construcción del tejido comunitario, formación de prácticas alternativas que reivindican la memoria como espacios donde se siembran las semillas tradicionales. De la misma forma, integran la consciencia alimentaria con pedagogía en torno a las prácticas productivas y alimentarias. Reivindican la necesidad de trabajar por la soberanía alimentaria, ya que son respuesta a la crisis alimentaria y de producción de alimentos.
Aunque en Bogotá, el 34% de los habitantes se encuentran en riesgo de inseguridad alimentaria y la desnutrición infantil subió hasta el 15,5%, generalmente asentada en las localidades de estrato 1 y 2, el concepto de seguridad alimentaria sigue siendo una constante, aún, cuando la soberanía alimentaria reivindica el compromiso con el sistema agroalimentario de la ciudad, el cual no se ha pensado.
En debate de control político, la concejala Ati Quigua, vocera del Movimiento Alternativo Indígena y Social MAIS, exteriorizó la preocupación de cientos de ciudadanos sobre el derecho a la alimentación, la agricultura urbana y la soberanía alimentaria en Bogotá, de acuerdo a los distinto planes y programas que se vienen ejecutando en torno a la agricultura urbana y la comercialización de los productos agrícolas y solicitó al Jardín Botánico de Bogotá, a la Secretaría Distrital de Desarrollo Económico, a la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos, el Departamento Administrativo Distrital del Espacio Público y al Instituto para la Economía Social, hacer la evaluación y seguimiento serio de los respectivos programas sobre la producción y comercialización de los productos que se producen en Bogotá.
Recordemos que dentro del marco normativo el Acuerdo 605 de 2015, formuló los lineamientos para institucionalizar el programa de agricultura urbana y periurbana agroecológica en la ciudad de Bogotá. Este no se limita a hablar de huertas, sino comprende otros sistemas de producción agrícola en los espacios urbanos y periurbanos como; hidropónicos, producción en camas elevadas, agricultura del reciclaje, agricultura familiar, producción y manejo de fertilizantes biológicos.
Por su parte la resolución 361 de 2020 del DADEP le atribuyó a la práctica de agricultura urbana en espacio público un sentido de aprovechamiento económico y aunque no fue clara, dotó al JBB como promotora de la adjudicación del espacio público lo cual restringe la autonomía de las organizaciones, agricultoras y agricultores urbanos. Lo cual se materializó con la resolución 287 del 2021 del JBB, que limitó la práctica de agricultura urbana en espacio público mediante el protocolo de agricultura urbana.
En este sentido, el Programa de Agricultura Urbana y Periurbana contenido en el PDD 2020 – 2024, busca, entre otras metas, fortalecer a 20.000 huertas con la dotación de semillas e insumos, sin embargo, desde el 2021 el JBB no entrega semillas, razón que no da cuenta sobre las imprecisiones en las respuestas de la administración.
La concejala Ati Quigua, hizo especial mención al programa de Mercados Campesinos, el cual presenta serias inconformidades, al encontrar de parte de la ciudadanía que no hay garantía de la venta de la totalidad de los productos, hay una baja ejecución de los programas de inversión Distritales, la ubicación de estos son espacios sin gente, y se ha promovido la participación de intermediarios y mercancía que pasa por plazas de abasto.
Por esto, es necesario desarrollar acciones para fortalecer los actores de la cadena garantizando la disponibilidad suficiente y estable del suministro de alimentos, con calidad, con criterio nutricional y con acceso de manera oportuna y permanente, reduciendo el precio y fortaleciendo los circuitos económicos urbanos y rurales.
Por otro lado, dentro de la práctica de agricultura urbana se deberán garantizar a todas las comunidades que deseen impulsar estas actividades en su territorio con las menores limitaciones posibles para el ejercicio. El proceso de reglamentación se centra en restringir el acceso al espacio público y no a garantizar el uso del mismo, las Alcaldías Locales deben implementar estrategias necesarias para avanzar en la apropiación del territorio, incluso por la misma institucionalidad.
Por su parte, el paradigma del buen vivir expresa una respuesta eficaz de la humanidad a los retos que le plantea la crisis alimentaria y ambiental del planeta. respuesta en la que se conjugan las relaciones con la naturaleza, la solidaridad en la organización social, el respeto del espacio público, el derecho a la ciudad y al territorio y la cualificación del interior humano. Enmarcada en los principios del buen vivir, hemos propuesto hacer de Bogotá y su región una Agrópolis.
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La concejala de Bogotá Ati Quigua, invita a la Alcaldesa Claudia López a pasar del fascismo alimentario a la agroecología, como fundamento del nuevo contrato social y ambiental de una Bogotá-Región que tiene como propósito ser epicentro de la paz y la reconciliación. En: /la-concejala-de-bogota-ati-quigua-invita-a-la-alcaldesa-claudia-lopez-a/cbogota/2020-06-20/134002.php
Declaración del Primer Encuentro Mundial de Custodios de Semillas. En: https://www.seorigen.co/declaracion-nabusimake/
Página web: https://atiquigua.co/