Este problema del agua se debe a un desbalance entre el consumo y las reservas de agua, pues se consume más de lo que se recarga. Sequía y escasez pueden parecer lo mismo, pero son conceptos que representan fenómenos distintos, señala el investigador Miguel Esparza. La sequía es un fenómeno natural que culmina cuando llegan las lluvias y se recupera el nivel normal de los cuerpos de agua. Mientras que la escasez puede persistir con o sin lluvias y sin que ocurra una sequía porque este fenómeno se debe a la actividad humana y consiste en extraer y consumir más agua de la que existe y se encuentra a disposición[1].
El promedio de agua del Sistema Chingaza en los últimos 10 años (2014-2024) ha sido de 39.75% de su capacidad total. Esto quiere decir que ha presentado una tendencia decreciente durante los últimos 10 años. El año 2021 fue el de menor promedio mensual de nivel de agua (36.3%). En abril de 2024, el nivel de agua se encuentra en promedio en un 16.87%, lo que representa el nivel más bajo desde su origen y lo que llevó a tomar la decisión de implementar los racionamientos.
Al hacer una proyección del nivel de agua hasta el año 2040, los resultados muestran que el promedio mensual de nivel de agua se proyecta disminuir de manera gradual hasta el año 2040. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estas son solo proyecciones y que el nivel real de agua podría verse afectado por una serie de factores, como el cambio climático, la variabilidad climática natural y la gestión de los recursos hídricos. Aun con lo anterior, el promedio nos indica que el sistema chingaza va a disminuir su caudal, lo que hace que este sistema ya no pueda ser tenido en cuenta como la principal fuente de agua para la capital.
El profesor Conrado de Jesus Tobón, investigador de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), ha demostrado a través de sus estudios que las grandes problemáticas del agua -como son el exceso de agua en los periodos de lluvia e inundaciones y desastres; y en el otro periodo falta de agua para suplir las necesidades de la población- tienen que ver más con los cambios de uso de suelo de un territorio que con el cambio climático. La destrucción de los suelos y los usos inapropiados del mismo inciden en la tasa de infiltración de la precipitación disminuyéndola, no se recargan los acuíferos y no hay regulación hídrica en las fuentes hídricas[2].
Organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) insisten en que el país debe hacer inversiones considerables en obras de infraestructura hídrica, adecuando las existentes y creando nuevas. También se debe fortalecer el marco institucional aumentando la resiliencia y aprovechando la economía circular, en donde las aguas residuales ya no son vistas como desechos sino como un recurso importante en el contexto de escasez de agua[3].
El proyecto Chingaza II, propuesto como una solución para la creciente demanda de agua en Bogotá, ha generado un intenso debate en Colombia. Sus defensores argumentan que el proyecto aumentaría significativamente el suministro de agua potable para la ciudad, mientras que sus detractores advierten sobre los impactos negativos que podría tener en el ecosistema del páramo de Chingaza.
Dentro de las ventajas están el aumento del suministro de agua potable en un 9%, lo que beneficiaría a aproximadamente 4.5 millones de personas. El proyecto ayudaría a reducir el riesgo de escasez de agua en la ciudad, especialmente durante períodos de sequía. La construcción del proyecto generaría empleos en la región y contribuiría al desarrollo económico local.
Finalmente, es necesario tener en cuenta otros aspectos más allá del consumo, donde se contemplen diferentes escenarios como nuevos incendios forestales, deforestación, crecimiento poblacional, desabastecimiento total de agua por parte de los embalses, aprovisionamiento de agua potable mediante carrotanques, racionamiento o cortes de energía, entre otras.
Se requieren enfoques integrales y soluciones a mediano y largo plazo, como mejorar la gestión del agua, fomentar la instalación de sistemas de captación de agua lluvia, explorar la posibilidad de diversificar las fuentes de suministro de agua (Compra de predios por parte del EAAB y la Car donde existan fuentes de agua), mantener y establecer nuevas políticas de conservación del recurso.
Estrategias para la Conservación del Agua
Gestión eficiente del agua: Implementar medidas para reducir el consumo de agua en hogares, industrias y sector agrícola.
Protección de las fuentes de agua: Preservar las cuencas hidrográficas mediante la reforestación, el manejo sostenible de la tierra y la prevención de la contaminación.
Tratamiento de aguas residuales: Implementar sistemas eficientes para el tratamiento de aguas residuales, evitando su descarga en ríos y quebradas.
Educación ambiental: Fomentar una cultura del cuidado del agua entre la población, sensibilizando sobre la importancia de su uso responsable.
Investigación y desarrollo: Apoyar investigaciones científicas que permitan comprender mejor los ciclos hidrológicos y desarrollar tecnologías para la gestión eficiente del agua.
Fuente: Secretaría Distrital de Ambiente
Partido Liberal Colombiano
[1]Esparza, M., (2014). La sequía y la escasez de agua en México. Situación actual y perspectivas futuras. Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales, (89), 193-219.
[2] Periódico UNAL (12 de abril de 2024). ABC Los factores “ocultos” que también inciden en la escasez de agua y energía en Colombia. https://periodico.unal.edu.co/ABC/los-factores-ocultos-que-tambien-inciden-en-la-escasez-de-agua-y-energia-en-colombia
[3] Banco Interamericano de Desarrollo (BID) (2020). Colombia: rica en agua, pero con sed de inversiones. https://www.bancomundial.org/es/news/feature/2020/09/02/colombia-water-security