La ciudad está pidiendo a gritos más seguridad. A todas luces la problemática se está extendiendo en cada rincón de Bogotá y en sus diferentes modalidades delictivas, en los últimos días hemos visto casos como el asesinato de un hombre a golpes en Bosa, la desarticulación de una banda que se disfrazaba de policía para robar comercios y vehículos y lo más insólito, presuntos apartamenteros fueron asaltados por un grupo de delincuentes que se movilizan en moto por la ciudad y que han generado pánico en varias localidades.
Según la Encuesta de Percepción y Victimización que realizó a comienzos de este año la Cámara de Comercio de Bogotá, el hurto es uno de los delitos más frecuentes en la ciudad. Los objetos más hurtados en 2020 fueron: el celular, dinero y la billetera, delitos que se cometen en su mayoría a través de atracos y raponazos.
Debemos hacernos muchas preguntas, como por ejemplo; cuál es la estrategia que está implementando la Secretaría de Seguridad, en coordinación con la Policía, para reducir prontamente los delitos y brindar seguridad real a los ciudadanos.
Otra pregunta que nos hacemos es ¿qué está pasando con la seguridad en diferentes ciudades del país? Si bien la inseguridad venía en incremento desde años anteriores, ahora con la pandemia se ha profundizado la pobreza extrema y la respuesta del Ministerio de Defensa, en cabeza del Diego Molano, ha sido poco efectiva. Mientras esto sucede, bandas delincuenciales siguen a sus anchas, en Bogotá y en el país, haciendo de las suyas.
La presidenta solicita una inmediata respuesta de la Secretaría de Seguridad y Convivencia, del Ministerio de Defensa y de la Policía Nacional, para detener lo más pronto posible, los casos de hurtos. No podemos seguir saliendo por la tangente, con discursos discriminatorios, culpando a extranjeros, como lo demostró el análisis de la Universidad de los Andes y un estudio adelantado por la fundación de Ideas para la Paz; tampoco con discursos que estigmatizan a quienes salen a expresar su legítimo derecho de la protesta, por los brotes de vandalismo que nunca terminan en investigaciones serias.
Es importante que se lleve a cabo, de manera inmediata, un plan de choque basado en inteligencia que busque desarticular y neutralizar estas bandas organizadas que en sus diferentes modalidades está acabando con la tranquilidad de las y los bogotanos, porque el "plan de intervención a Bogotá" que coordina el ministro Molano no funcionó. Militarizar la ciudad no es la opción.
Esto se suma a la desconfianza de la ciudadanía con la Policía, la cual se traduce en un 58% de desfavorabilidad frente a un 38% de favorabilidad como lo muestra la última encuesta de Invamer; confianza que se debe recuperar urgentemente. Así mismo, en el mediano y largo plazo se debe replantear la política del Distrito en materia de seguridad, desde un enfoque integral, donde lo social, en una ciudad que al igual al país y al planeta entero, el hambre y las faltas de oportunidades se han agudizado por la pandemia, se requiere que la reactivación económica se implemente prontamente acompañada de planes y programas de empleo y educación a los más jóvenes y complementar con renta básica para las familias más necesitadas.