La mayoría de los Concejales de Bogotá mostraron hoy su inconformismo ante la discusión del proyecto de acuerdo 390 del 2020 sobre el presupuesto del Distrito para el año 2021. Es inaudito que la administración libere una insignificante cifra de $19.500 millones de pesos para que los Concejales puedan influir en inversiones estratégicas para la ciudad. El Concejo de Bogotá tiene un rol que la Administración Distrital no ha querido respetar en sus actuaciones y es el de hacer control político a las decisiones de la Alcaldía de Bogotá, en especial a la Secretaría de Hacienda.
Es pertinente la discusión que se da en estos días, pues todas las bancadas deben tener el derecho de exponer sus críticas y aportes a lo que la administración distrital piensa ejecutar para el próximo año. En pleno, el Concejo ha sido muy generoso en el ejercicio de gobernabilidad para con la administración, se aprobó el Plan de Desarrollo, el cupo de endeudamiento de 10,8 billones de pesos para equilibrar las finanzas de la ciudad ante la pandemia del Covid-19 y ahora 3.2 billones de pesos en vigencias futuras. Sin embargo, los cabildantes no ven reciprocidad por parte del Distrito cuando se les pide priorizar las solicitudes de inversiones desde la Corporación.
Para el Concejal Marco Acosta es preocupante la aprobación de las vigencias futuras por las siguientes razones
- Son un mecanismo que contradice el principio de anualidad en el ciclo de programación presupuestal establecido en el Decreto 111 de 1996
- Añaden mayor inflexibilidad al presupuesto lo que no permitirá realizar ajustes en gastos de funcionamiento.
- Las inversiones en su mayoría están planteadas a nivel de programa más no cómo proyectos inscritos y viabilizados en la Secretaria de Planeación del Distrito, lo cual no es coherente con lo exigido en la Ley 1483 de 2011.
El Concejal recomendó no apoyar compromisos presupuestales futuros para gastos de funcionamiento, dónde el Distrito no ha tenido la capacidad de mostrar un plan de austeridad serio y estructurado que muestre una gestión de la Alcaldía que piensa realmente en el bolsillo de los ciudadanos.
Las vigencias futuras comprometen el presupuesto de manera anticipada sin la posibilidad de un ajuste estructural a los gastos de funcionamiento y esto la ciudadanía lo debe conocer. La Alcaldía debe ser austera y más de cara a tiempos donde la pandemia ha perjudicado a miles de hogares en Bogotá. Además, hay un mensaje claro y riesgoso: si el Presupuesto está comprometido para 2022 y 2023 no veremos más a la administración discutiendo estos temas por el Concejo de Bogotá.