La gran apuesta de la administración es la movilidad compartida, ahora es posible inscribir el vehículo para tal fin. En el cual los autos que trasladan desde el inicio hasta el final de su recorrido a tres o más personas no tendrán la restricción. Desde este mes empezó a regir en Bogotá una medida polémica con respecto al pico y placa, en la que los vehículos tendrán fuertes restricciones de movilidad por al menos 10 días al mes, pasando de un esquema en donde solo tenían restricciones parciales. Sin duda esto tendrá un efecto positivo en las horas valle a corto plazo. Sin embargo, la pregunta es si estos beneficios serán sostenibles en el largo plazo o incentivarán la compra de un segundo vehículo –carro o motocicleta-.
El pico y placa inició en 1998 con restricciones de cinco horas por dos días a la semana solo para particulares. Poco a poco se fue expandiendo a vehículos de transporte público como taxis y, desde hace algunos años, incluyó al transporte especial. Ahora se implementó la restricción más amplia de las que se habían tomado, durante 15 horas al día por 5 días cada dos semanas.
Aunque en el pasado una medida tan amplia no tuvo los efectos esperados y generó compras masivas de un segundo vehículo, en esta oportunidad hay varias circunstancias que podrían hacer que funcione mejor. La primera es que ahora quienes deseen pueden pagar al Distrito por la exención del pico y placa, los costos van desde los 2 a los 3.5 millones el semestre, dependiendo de su vehículo.
La segunda, La escasez de chips que requieren los automóviles para múltiples tareas, la devaluación del peso y la crisis mundial de contenedores han hecho que los vehículos nuevos estén por las nubes, limitando su demanda. Incluso, carros usados como el Renault Twingo, que estaban en pandemia en 14 millones hoy están en 18.
Sin embargo, surge el gran miedo de que los ciudadanos opten por comprar masivamente motos, vehículo que tiene la mayor tasa de fatalidades, unos costos sociales muy altos pero un precio muy bajo y unos impuestos muy pequeños. Ante esta situación, la Alcaldía ha dicho que podría tomar medidas, lo cual ha puesto en alerta a gremios como el de los domiciliarios que dependen principalmente de este vehículo.
Pero, ¿podemos vivir sin pico y placa? La respuesta lastimosamente parece ser no. Hoy los vehículos particulares realizan menos del 20% de los viajes motorizados, pero ocupan más del 80% del espacio vial, esto hace que modos como el SITP que mueve cerca del 45% de los viajes sean muy ineficientes por la competencia por dicho espacio vial. Así el 20% de los usuarios de vehículos quieran afrontar la congestión con tal de usar su vehículo a diario hay más de un 50% de viajeros que se mueven en modos mucho más eficientes que se ven afectados y es por estos últimos que la medida se hace necesaria.
Es importante entender que no hay un pico y placa perfecto. Entre mayor es la restricción, mayor es el incentivo para adquirir un segundo vehículo, en términos generales, independiente del esquema. Tampoco puede pensarse que es una solución estructural o que va por si sola a incentivar el uso de transporte público en el largo plazo.
Bogotá debe poner el acelerador a su red de metro, sistemas férreos y cables, debe intentar tener los menores aumentos en la tarifa posibles y aplicar otras medidas a corto plazo como hacer respetar los diversos carriles preferenciales de la ciudad y aumentar el control del buen uso de estos. Sólo un transporte público eficiente disuadirá del uso del carro para buena parte de los viajes, pero eso toma tiempo, mientras tanto debemos seguir teniendo pico y placa.