El proyecto de presupuesto que se presenta por estos días para aprobación del Concejo de Bogotá resulta ser siempre una foto bien nítida, y sin carreta, de las prioridades de las administraciones. Los gobernantes pueden echar discursos, comprometerse con alma y corazón a ciertos temas, pero sí al sector responsable no se le asignan recursos, o si se les reducen frente al año anterior, no pasa mucho.
¿Cómo quedará en 2023 esa foto? ¿Qué prioridades tiene Claudia López en su último año de gobierno? ¿Priorizó a las pymes, y el apoyo que tanto necesitan después de que a algunas se les obligó a cerrar varios meses en la pandemia? van a tener alguna atención especial por parte del distrito el próximo año, durante la grave crisis económica que se aproxima, causada por el gobierno Petro?
La respuesta a la primera y segunda pregunta es compleja. La foto de la promesa de un cierre de año con grandes entregas y gran despliegue de la administración no es muy nítida. En el proyecto de Acuerdo que se discutirá este mes, el presupuesto de gastos para 2023 apenas crecerá en 3,2% llegando así a los $31,5 billones. Esto puede ser prudente con una economía bogotana que, para este año 2022, según estimaciones de la Secretaría de Hacienda se expandirá a una tasa de 8,2%, pero en 2023 apenas lo hará al 2,8%[1].
Pero cuando uno amplía la foto encuentra algo decepcionante para un cierre de gobierno, y es que el crecimiento en el presupuesto está explicado fundamentalmente por el mayor servicio de la deuda, que crece 117% anual.
La inversión, entre tanto, apenas aumenta 0,38%. Es decir, 21 veces menos que el crecimiento de la economía bogotana en 2022. Todo un frenazo. Algo que los economistas suelen llamar política contracíclica; es decir, un crecimiento del gasto que contrarresta el aumento del resto de la producción. El gobierno distrital frenó la economía en pandemia, y lo hace, y muy fuerte, en su último año. El keynesianismo grandilocuente del “Plan Marshall” fue finalmente solo un discurso.
La respuesta a la tercera pregunta, sobre si se priorizaron las pymes, lamentablemente, y por ahora, no es positiva. Al sector de Desarrollo Económico, que incluye la Secretaría de Desarrollo Económico, el IPES, responsable de atender la población dedicada a la economía informal y el IDT, encargada de promover el sector turismo, se le asignó un presupuesto de inversión para 2023 de $276 mil millones, lo que representa una caída del 22% frente a lo asignado este año. O sea que, si usted es un microempresario, y no lo ayudaron en 2022, el próximo va a ser más difícil. Veinte por ciento más difícil. Así de claro.
Los proyectos de inversión de apoyo a mipymes caen aún más. El más grande, dedicado a “fortalecer el crecimiento empresarial en los emprendedores y las pymes”, se descuelga más de 37%, asignándosele apenas $32 mil millones frente a los $50 mil de este año. El que se destinaba a inclusión financiera y ayudaba con capital semilla a empresarios afectados durante los cierres ordenados por la Alcaldesa durante la pandemia, cae 24%, y se le asigna tan solo $7 mil millones.
Mi labor estos días en el Concejo será revertir esta situación. Defender a los pequeños empresarios y procurar que esos recursos, si no pueden aumentar, al menos sean los mismos que los del 2022. Hay que apostarle a la micro y pequeña empresa, solo así vamos a tener un país más justo y con mejor empleo.
Javier Ospina
Concejal de Bogotá
PRENSA CONCEJAL JAVIER OSPINA
Contacto: 3142249942
Twitter: @_javierospina