Recordemos que desde hace varios meses, Bogotá inició los racionamientos de agua previstos por el alcalde Carlos Fernando Galán para mitigar los estragos generados por el Fenómeno del Niño, que con el aumento de las altas temperaturas causó una disminución en los niveles de los embalses y ha puesto en riesgo la generación de electricidad a partir de esta fuente. Pero este asunto no solo se debe abordar desde el punto de vista del bajo nivel de agua en los embalses que proveen el servicio a la ciudad, y otros municipios de la sabana y que en las últimas semanas ha tenido una disminución por las altas temperaturas y la falta de lluvia, que obliga a que retornemos al racionamiento diario.
Debemos recordar que desde hace varios años, expertos en la materia lo venían advirtiendo, e incluso en su momento, el mismo presidente del Grupo de Energía de Bogotá Juan Ricardo Ortega, expresó que Bogotá enfrentaría problemas de abastecimiento de la energía eléctrica, debido al aumento del consumo y la demora en la ejecución de proyectos de transmisión.
Si bien celebro y respaldo que la ciudad debe migrar, al menos en lo que respecta al transporte público, a la implementación de acciones para eliminar el consumo de combustibles fósiles, como lo establece el acuerdo Distrital 811 de 2021, que impulsa la movilidad sostenible y la implementación de tecnologías cero emisiones, tanto de gases de efecto invernadero, como de material particulado en el Sistema Integrado de Transporte Público, para enfrentar la emergencia climática en Bogotá. Es importante cuestionarnos ¿la ciudad estaba preparada para este desafío de tener una flota de buses eléctricos con la infraestructura de transmisión y el sistema de energía?, afirma el cabildante Acosta quien asegura que Enel le ha proporcionado al Sistema de Transporte, seis patios de recarga que abastecen 24 horas al día de energía a más de 1.485 buses eléctricos del transporte público y advierte que de hacerse un racionamiento de energía se verían afectados, porque no se tendría un plan B para poder hacer la carga de dichos buses.
Para el concejal es un avance la electrificación del transporte, que beneficia a cerca de 500.000 usuarios del SITP, y evita la emisión de más de 94.300 toneladas de CO2 al año, el equivalente a lo que producen 57.500 carros particulares en este mismo periodo de tiempo, pero se cuestiona, ¿cuántos metros cúbicos de agua al día se necesitan de los embalses para recargar los más de 1.485 buses eléctricos del Sistema del Transporte Público?.
El concejal Acosta manifiesta: “bienvenidos los vehículos eléctricos a la ciudad pero la administración nos debe explicar, ¿cómo se realizaría y se garantizaría la transferencia de energía para atender la recarga de estos vehículos, sin que esto conlleve al desabastecimiento de agua en la ciudad y que terminemos posiblemente sometidos semestre a semestre en racionamientos de agua y energía?”.