Desde 2012, la cantidad de residuos enviados al relleno sanitario Doña Juana ha disminuido solo un 4.4%, pasando de 2,272,693 toneladas a 2,172,717 toneladas en 2023. Para el cierre de 2024, se proyecta que los residuos acumulados superen los 2,237,757 toneladas, lo que pone en evidencia la ineficacia del modelo actual y la de estrategias efectivas para reducir, reutilizar y reciclar.
La concejala aseguró que cada día, Bogotá produce 9,441 toneladas de residuos sólidos, de los cuales 6,607 toneladas terminan en Doña Juana. “Sorprendentemente, más del 70% de estos residuos son potencialmente reciclables o compostables, una oportunidad completamente desaprovechada.” La falta de infraestructura para el reciclaje, así como la marginación de los recicladores de oficio, perpetúa un modelo insostenible que amenaza la salud pública, los ecosistemas de vida y desaprovecha el potencial económico del reciclaje.
La mala gestión de residuos impacta directamente a los ciudadanos, con tarifas de aseo que desde 2012 se han triplicado, aumentando entre un 180% y un 200%. En 2023, los costos de disposición final y tratamiento de lixiviados ascendieron a $125,658 millones, afectando el bolsillo de la ciudadanía en favor exclusivamente de los operadores privados de gestión de residuos. El relleno sanitario Doña Juana, que tiene vida útil hasta 2026, acumula más de 63 millones de toneladas de residuos, siendo una fuente masiva de metano equivalente a las emisiones de 17 millones de automóviles en 2024 y el 2% de las emisiones del país. Esta dependencia amenaza los ecosistemas de vida del sur de la ciudad además de afectar directamente la salud y calidad de vida de la gente que vive en barrios aledaños al relleno.
Hago un llamado urgente a la administración distrital y a los operadores privados para reestructurar el modelo y generar soluciones sostenibles desde lo técnico, lo ético y social. Desde 2015, los recicladores de oficio han recuperado más de 6 millones de toneladas de residuos reutilizables, pero el 99% de ellos sigue excluido del sistema formal y sin cobertura en riesgos laborales, evidenciando una injusticia estructural y un desaprovechamiento del potencial que representa trabajar en conjunto con organizaciones de recicladores de oficio, dignificando su labor y haciendo más efectiva la recolección de residuos desde sus puntos de origen. Las metas del Plan de Desarrollo 2024-2027, como reducir un 20% los residuos enviados al relleno, son inviables sin integrar a estos trabajadores, fomentar la economía circular y fortalecer la educación ambiental para transformar los hábitos ciudadanos; hagamos de esto una causa común, Bogotá debe ser una ciudad con Basura Cero.
Donka Atanassova Iakimova
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