Hoy tenemos un sistema de Transporte Público con problemas de demanda, y altas cifras de “colados”. En general la movilidad de la ciudad esta colapsada. Muchos usuarios optan por otros medios, incluso accediendo a los llamados “transportes piratas” y se aumenta cada vez más el ingreso de motocicletas al parque automotor de Bogotá.
Es hora de repensar este tema y ser mas audaces, la Tarifa Cero es un camino que puede parecer inalcanzable pero que si se empieza a implementar paulatinamente puede traer grandes beneficios a la ciudad en términos de movilidad, reducción de gases contaminantes y mejora en la calidad de vida de los usuarios.
Tarifa cero no indica que todo sea gratuito, sino que se reorientan fuentes para pagar lo que vale la operación. El costo de operación de transporte público se cubre generalmente con 3 tipos de recursos: a) recursos nacionales, b) recursos provistos por el operador privado (que luego se reembolsan con una utilidad esperada) y c) recursos del ente local, generalmente recogidos por tarifas, que pueden empezar a ser recogidas por otras fuentes.
Algunos servicios de transporte pueden ser financiados por empresas privadas (como los comerciantes de un centro comercial) con la intención de aumentar las ventas, los empleadores que a menudo operan transporte gratuito como un beneficio para sus empleados pueden trasladar esto al sistema. Existen opciones que podemos implementar progresivamente hasta llegar a un sistema más justo para todos.
Bogotá esta subsidiando un deficit, mientras el operador privado recibe todas la ventajas y ganancias con el sistema y los usuarios no reciben el servicio que necesitan, es el momento de ver el tema desde otro ángulo para orientar la movilidad hacia nuevos modelos, mucho más funcionales para la ciudad.