Durante su intervención en la Comisión de Gobierno, la concejala del Nuevo Liberalismo sostuvo que siete años después de que el Congreso de la República aprobó el uso regularizado de la marihuana para investigación científica o para la elaboración de productos terapéuticos y medicinales, el país está relegado en el desarrollo de la industria canábica.
“En Colombia fuimos pioneros en el negocio ilegal del cannabis, con la bonanza marimbera de los años 70 y 80. Ahora que tenemos la oportunidad de ganancias legales a través del uso medicinal y cosmético de esta planta, el negocio agoniza. Si nosotros no tenemos un Gobierno Nacional moviendo y regulando la industria, pues por más que haga Bogotá, está completamente limitada la ciudad”, sostuvo Gómez.
En una industria que mueve más de 150 mil millones de dólares al año, Colombia, con todo y el potencial que tiene, cuenta con una participación apenas de un 0,0086% del total de ese mercado mundial, “cifra que se puede considerar marginal”, lamentó la concejala.
En una entrevista que Gómez hizo con Miguel Samper, hasta hace muy poco presidente de la Asociación Colombiana de Industrias del Cannabis (Asocolcanna); y con el profesor Luis Carlos González, del Semillero de Investigación en Cannabis y Derivados (SICAD) de la Universidad Nacional de Colombia, ambos expertos coincidieron en que el panorama es agonizante por la “compleja y costosa tarea de expedición de licencias, permisos y registros fitosanitarios ante el Ministerio de Justicia, el Invima y el ICA”.
Para finalizar, Gómez destacó la labor que vienen realizando la Secretaría de Desarrollo Económico (que ha hecho ruedas de negocios con expectativas de ingresos de US$1,8 millones dentro del programa Bogotá Exporta+, entre otras actividades), y la Secretaría de Salud, que apoya la atención de más de 20.000 pacientes con medicamentos a base de cannabis.
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